La Semana Santa de Elche, al igual que la celebración litúrgica en el resto del panorama nacional ha tenido que suspenderse por el estado de alarma y hoy precisamente Álvaro Antón iba a dar lectura de su pregón en el Gran Teatro. Debido a la crisis sanitaria que inunda el país, el ilicitano ha dedicado una carta por los medios sociales de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades en forma de "pregón alternativo". En el texto incide en la necesidad de que todos los católicos y cristianos vivan con ilusión la celebración litúrgica, aunque sea más cruda y tenga que vivirse desde casa.

Este es el texto íntegro que dedica el pregonero:

Queridos hermanos en la esperanza del Señor Resucitado:

Católicos y cristianos de todo el mundo nos preparamos estos días para vivir y celebrar el Triudo Pascual, el momento más importante del calendario litúrgico. Y este año, más que nunca, viviremos en íntima comunión con Cristo el gran misterio de nuestra redención por el Señor.Pero hoy te pido la venia para escribir de "la otra" Semana Santa: la nuestra, la que cada uno lleva dentro y la vive a su manera, la que no podremos celebrar esta primavera. Una expresión de piedad que vivimos con intensidad los cofrades y que mezcla un sentimiento religioso -profundo y auténtico- con dosis de tradición, de pasión, de belleza y, también, por qué no decirlo, de una afición sana y honesta. La Semana Santa que hacemos posible nosotros, cofrades en Cristo, "nosotros pocos, nosotros felizmente pocos, nosotros, una banda de hermanos".Como miembro de esta pequeña gran familia, hoy era un día especial para mí. Hoy era un día que esperaba con ilusión. Lo sé, tú también tenías marcado en tu calendario muchos días de marzo y de abril así.Quizás, este año ibas a estrenarte como nazareno de tu Hermandad y, a estas alturas, ya te habían cogido el bajo de, una de esas vestas, que se pasan de hermano a hermano. O, a lo mejor, ya estabas buscando a quien te ayudase a ponerte la mantilla que habías heredado de tú madre o de tu abuela; y con la que querías acompañar a tus Sagrados Titulares para rezar y pedir por los tuyos. Puede que seas uno de esos benditos "locos" que llevan todo el año ensayando, haga frio o calor, por el simple deseo de ir pellizcándonos el corazón con el sonido de una corneta o de un tambor. Tal vez, este año iba a ser tu primera estación de penitencia como los pies, los ojos o la voz de tu Cristo o de tu Virgen.O puede que este fuera el año de tu despedida como costalero o pilar de tu Hermandad y, finalmente, tengas que retrasar tu retirada para despedirte con una última marcha de tu gente. Seguramente, como vestidor o camarera, ya te estabas llenando de orgullo por volver a ser las manos que visten y cuidan con mimo a la advocación de tu parroquia, a la de tu barrio o a la receptora de tus oraciones y rezos. Y, te doy las gracias, si eres uno de esos cofrades generosos que, desde la sombra, llevabas todo el año enmarañado con labores de organización o priostía para que tu Hermandad deslumbrase un año más en la calle.A todos vosotros, mucho ánimo. Porque hace muchas generaciones que no se había visto un parte meteorológico como el de esta Semana Santa y, ni tu Hermandad ni la mía, podrán llevar a cabo sus estaciones de penitencia. Pero, a diferencia de muchas otras primaveras borrascosas, nuestro abatimiento queda en un segundo plano porque sabemos que, lo único importante, es salvaguardar de esta tormenta al patrimonio más importante de nuestras cofradías y hermandades: su gente, nuestra gente.Pero esta Semana Santa -en la que la lluvia no te dejará estrenar talla, candelería o imagen-, siéntete más orgulloso que nunca de ser cofrade y cristiano. Porque seguro que estás apreciando que todo esto que vivimos no es solo oro o plata, que nuestra piedad no es solo un trampantojo para el boato y la ostentación. Que detrás de todo eso, hay una verdad forjada por almas sensibles, caritativas y humanas. Nuestra familia cofrade. Personas que te animan, que se preocupan por ti, y por las que tú también sientes desvelo e inquietud y el deseo de alentarlas y abrazarlas.Porque has visto como tu hermandad ha dejado de lado las rencillas internas, que tanto te hastiaban, para volcarse en el cuidado de sus hermanos, de la gente de su barrio y de los más necesitados.Porque este año, en el que creías que ibas a estar más lejos de tu Cristo o de tu Virgen, es cuando los sientes más cercanos. Y te has dado cuenta de que, ahora que dialogas íntimamente con ellos, como hacía tiempo que no lo hacías; no les pides solo por lo tuyo y por los tuyos. También rezas por los valientes que están bajo esta maldita lluvia o por aquellos a los que ha pillado esta tormenta antes de que encontrasen cobijo. Y sé que les pides y ruegas para que consuelen a las familias de todos los hermanos a los que nuestra Protectora y Patrona ya ha resguardo bajo su manto.Hoy hay tormenta en esta tierra y no podemos celebrar ni la Semana Santa a la que ya habíamos escrito ni con la que ya habíamos soñado.

Hoy hay tormenta en esta tierra y no podemos celebrar ni la Semana Santa a la que ya habíamos escrito ni con la que ya habíamos soñadoPero tenemos reservado el palco de nuestros balcones y ventanas para aprender de una Semana de Pasión: más real, más viva, más dura y, sobre todo, más human