Rompe el silencio cada noche desde hace tres días. Son aplausos anónimos que se escuchan por doquier. Uno no llega a saber nunca de dónde salen pero se escuchan con fuerza, con mucha fuerza. Es un tributo solidario de cientos de ilicitanos que se asoman a sus balcones, incluso en noches poco apetecibles como la de hoy, lluviosas y frías, para aplaudir desde el corazón a todo el personal sanitario que está trabajando en unas condiciones límite y en una situación que nunca antes se había conocido.

No es sólo un aplauso por ellos, también por el resto de personas que están trabajando, en sus diferentes sectores, para garantizar los servicios mínimos y que, cada noche, cuando la mayoría está recluida en sus casas, recordemos quiénes velan por nosotros.