Productores de dátiles de Elche se han aliado en una asociación para promocionar el cultivo de este fruto como se está haciendo con la Granada Mollar, reclamar apoyo institucional y dar formación, todo ello con la finalidad de sacar una mayor rentabilidad al mayor Palmeral de Europa.
El colectivo pretende aglutinar a todos los productores de la ciudad y de la comarca que trabajen con dátiles creados in vitro o con otras variedades.
Hasta ahora la única alianza del sector que ha existido en Elche es a través de una cooperativa de agricultores que ha ido perdiendo fuerza estos años y que trabajan con dos tipos específicos de este fruto.
El impulsor de la nueva asociación, Miguel Ángel Sánchez, expresidente de la Asociación de Palmereros, cifra en una veintena los productores que hay en Elche y en 70 toneladas el total de dátiles que se cultivan al año. Una cantidad que considera que se queda muy pequeña para el potencial que tiene el Patrimonio de la Humanidad.
Tanto es así que calcula que en todo el municipio hay 100.000 palmeras datileras hembras y que puede haber alrededor de 2.000 que son desconocidas y que no están clasificadas. «Estamos dejando pasar oportunidades para seleccionar nuevas variedades de alta calidad como ocurre en otras zonas del mundo como Oriente Medio y clonarlas antes de que se mueran», señaló Sánchez.
Reactivar la producción con nuevas variedades para atender la demanda del mercado exterior es el principal desafío al que se enfrenta el sector. Pero también hay otros muchos que están relacionados.
Como ejemplo, el impulsor de la asociación insiste en dotar de formación específica a los ilicitanos al igual que hacer campañas a nivel local y nacional para incentivar el consumo de dátil. «Si ese consumo se incrementa, de forma automática se incrementará la producción», señala.
Instituto de la Palmera
Para todo ello, además de unirse los productores y luchar juntos, consideran que hace falta un respaldo por parte de las administraciones públicas, para empezar del Ayuntamiento. «En su día se apoyó la granada Mollar y ha crecido hasta tal punto de que va sola», señala Sánchez.
Una de las reivindicaciones que realizan los productores de dátiles al equipo de gobierno es la puesta en marcha del Instituto de la Palmera, adjudicado hace tres años a una empresa y sin abrir todavía. Este centro, precisamente, estaba pensado para investigar y producir palmeras in vitro y dar formación a los agricultores.
Por ahora, Elche cuenta con 7.000 variedades clonadas de la antigua estación Phoenix que cerró en 2012. Esos ejemplares son los que permiten ofrecer dátiles casi todo el año y de una alta calidad. «Muchas de esas palmeras no se han plantado y es una pena. Hay que aumentar la extensión de la producción porque hay negocio. En su día el Palmeral tuvo un aprovechamiento humano y puede volver a interesar», apunta Miguel Ángel Sánchez.
Con todo ello, posicionar el dátil de Elche, compartir conocimientos e impartir formación para lograr un sello de calidad forman parte de los deberes de la nueva asociación que iba a presentarse en público el lunes pero lo ha aplazado por el coronavirus.
Un «superpedido» de 200 toneladas sin abastecer
Un «superpedido» de 200 toneladas sin abastecerUna empresa de México se va con las manos vacías tras hacer un encargo que supera la producción global de la ciudad
Un encargo realizado a una empresa de Elche de 200 toneladas de dátiles desde una mercantil de México puso en evidencia las limitaciones que tiene Elche para poder abastecer en grandes cantidades al mercado exterior.
El pedido era de la variedad in vitro «medjoul» y ni siquiera toda la cooperativa que cultiva este tipo de fruto podría atender esta demanda, al estimarse su producción entre 20 toneladas y 30 toneladas anuales.
«Estamos perdiendo trenes cada año. Desafortunadamente no podemos servir, una empresa Noruega y otra de Irlanda ha hecho encargos de cantidades parecidas años atrás. Éste último ha sido el pedido más grande que nos han hecho», asegura Miguel Ángel Sánchez, impulsor de la nueva asociación de productores de dátiles y trabajador de la empresa Todo Palmera que acaba de recibir esa demanda del país latinoamericano.
Lamenta las oportunidades que se están perdiendo en Elche por no apostar más por este cultivo, que en la actualidad, asegura, no da para vivir a los agricultores y es un complemento económico.
«Muchas de las variedades genéticas de palmeras que hay sin clasificar son mucho más resistentes al picudo. Hay un negocio muy importante por explotar, porque nos lo están pidiendo desde fuera, pero hacen falta apoyos», reconoce el palmerero.
