«Qué secreto voy a tener...vivir a gusto, comer bien y tomarme un vaso de vino todos los días».Con gesto emocionado y entre risas Constantino Roldán Sánchez pasó ayer uno de los días más especiales de su larga vida. Este ilicitano, natural de Albacete, es uno de los vecinos más longevos, de los pocos que no necesitan recurrir a los libros de Historia para saber de muchos capítulos que ha pasado el planeta durante un siglo, aunque se queda con haber formado una gran familia de siete hijos, 20 nietos y 17 bisnietos.

Para celebrar su trayectoria vital la familia le hizo ayer una fiesta sorpresa en un conocido restaurante del Camp d'Elx. «Estoy muy a gusto, estoy divino, muy contento con toda la familia», repetía pletórico ayer a este diario en varias ocasiones. Constantino, conocido como «Catites» se sintió muy arropado, y también festejó que era el cumpleaños de una de sus hijas y su nuera. A nivel institucional incluso la edil de Política de Mayores, Puri Vives, le mandó un recuerdo de la Dama de Elche, y todo para recordarle que personas como él son todo un ejemplo.

Nació en 1916 en Fontanar, Albacete, pero hace más de 60 años emigró a Elche con su mujer, Gloria Alcantud, en busca de un futuro mejor. En la ciudad trabajó hasta su jubilación como corredor inmobiliario y en el sector de los transportes. Vive cerca de la Plaza de Madrid, en Carrús. Por las mañanas tiene por costumbre salir a pasear, una actividad que lo mantiene con vida. «Ando a todas partes aunque me canso mucho. Voy por la Plaza de Madrid, la de Barcelona o por las Chimeneas». Luego se sienta en el banco y observa al paseante. En esos pequeños viajes ha hecho amigos como los comerciantes del Mercado de Abastos o un agente de la Policía Local que incluso ayer estaba invitado a la celebración. Carmen, una de sus 20 nietos, señala que la última vez que festejaron su aniversario fue cuando cumplió los 100 y después no vieron habían vuelto a reunirse por pérdidas en la familia. Lo cierto es que no todos los momentos de su vida han sido fáciles, ya que ha visto fallecer a tres hijos, a un nieto y a su mujer hace ya más de 30 años. Tampoco le quedan ya muchas amistades que hayan aguantado su ritmo y se refugia en los que sí que están así como en el flamenco, su gran pasión. Constantino vive fuerte. Apenas tiene problemas de salud más allá de la sordera y el peso del tiempo. Sólo toma una pastilla para la tensión al día y la última vez que lo hospitalizaron fue hace 17 años por una neumonía.

Desde que enviudó pasa temporadas con dos de sus hijos. Ángel, uno de ellos, reseña que su padre es una persona «muy llevadera a la que no le ha gustado nunca meterse en chismes». Carmen, la nieta, asegura que su abuelo es el pilar que mantiene unida a la familia.