El pasado noviembre una huelga paralizó por completo la competición femenina de fútbol, toda una batalla de las mujeres futbolistas de Primera División para conseguir que se regularan por fin sus condiciones laborales. Fue hace poco más de un mes cuando Paz Esteban López se convirtió en la primera mujer en dirigir el Centro Nacional de Inteligencia y ocho meses nos separan del ascenso de la coronel Patricia Ortega como la primera mujer general del Ejército español. Hace escasamente un año que María Ángeles Durán se convertía en la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Sociología.

Como ven, no hace falta retrotraerse muchos siglos atrás, hoy sigue habiendo muchos titulares que dicen aquello de la primera mujer que y eso que todavía nos faltan muchas primeras veces. De hecho, no ha llegado el titular de la primera mujer presidenta del Gobierno y esto lo que evidencia es que en el camino de las mujeres por la igualdad, a pesar de lo mucho que hemos recorrido, todavía nos falta mucho para llegar a la meta.

Nos quedan todavía muchos espacios históricamente masculinos por conquistar, pero también queda mucho trabajo para que se reconozca la contribución de las mujeres en ámbitos básicos de nuestra vida como son los sectores de los cuidados o el de la limpieza, sectores claramente feminizados y especialmente devaluados. Esa es la realidad que provoca la brecha salarial que sigue existiendo en nuestro país, los siete millones y medio de mujeres asalariadas que hay en España que cobran un 21,9 por ciento menos que los hombres, o el dato del salario medio de los hombres que asciende a 26.390 euros al año, mientras el de las mujeres se queda en 20.607 euros, según un estudio que el sindicato UGT publicaba recientemente.

La feminización de la pobreza se acrecienta en sectores como es el sector servicios, del que sabemos mucho en la Comunidad Valenciana, un sector económico donde además las mujeres son mayoría y donde esta brecha salarial se eleva al 30 por ciento, como indica un reciente informe del sindicato Comisiones Obreras (CC OO). En él se señala que la brecha salarial de género supone el mayor exponente de la desigualdad y por eso urgen medidas para mejorar la calidad del empleo, con más transparencia en las retribuciones e iniciativas para fomentar la corresponsabilidad.

En el ámbito de la Comunidad Valenciana, el Govern Botànic ha puesto en marcha medidas decididas dirigidas a hacer frente a esta situación. Entre ellas destaca la discriminación positiva, los programas de formación, la actualización y aprobación de los Planes de Igualdad de la Función Pública, el incremento progresivo de los permisos de cuidados para los hombres en el fomento de la corresponsabilidad o la duplicación del presupuesto de la Red Valenciana de Igualdad que tiene como objetivos luchar contra la feminización del empobrecimiento, desmontar el patriarcado y los estereotipos de género.

A pesar de estas políticas del Gobierno valenciano para luchar contra la brecha salarial y la feminización de la pobreza, lo cierto es que quien tiene las competencias en materia laboral es el Estado y por eso desde Compromís urgimos medidas decididas en este sentido, como las que ya están encima de la mesa con el cambio de la Ley de Igualdad Salarial. Estas y otras muchas cuestiones son las principales reivindicaciones que las mujeres defendemos hoy en las calles y a esta lucha se suman otras fundamentales como es acabar con los estereotipos de género o la batalla contra la violencia machista.

Porque no habrá una sociedad justa hasta que las mujeres vivamos en una Igualdad plena y por eso desde Compromís, hoy y siempre, nos sumamos al imparable movimiento feminista que está cambiando por fin la manera de entender el mundo, que rompe los prejuicios y que está empoderando millones de mujeres para hacernos presentes en una sociedad que históricamente nos ha querido ausentes.