En poco tiempo han surgido varias noticias con respecto al futuro del Palmeral de Elche, Patrimonio de la Humanidad. Algunas son muy interesantes, otras no tanto.

Después de la incomprensible tardanza en la que se encuentra la aprobación de la nueva Ley del Palmeral, que debe sustituir a la vigente de 1986, y que se nos anunció en 2017, hace pocas fechas se nos decía que, por fin, sería la primera ley que aprobarían las Cortes Valencianas en este año. Estupendo. Al poco tiempo, se nos dijo que el Consell se daba un plazo de seis meses para aprobarla. Algo falla. O no será la primera o es que se van a aprobar pocas leyes en el Consell en este periodo. Debería aclararse el tema.

Aunque se ha mejorado el texto sobre la deficiente redacción inicial, el nuevo todavía parece contener disposiciones que, en determinados supuestos, no acaban de evitar aprovechamientos urbanísticos o usos que pueden causar determinados impactos en los huertos, lo que podría suponer dejar puertas abiertas para un futuro incierto. Estos aspectos deberían desaparecer entre los usos posibles en el Palmeral. Estaremos atentos a lo que salga.

También se ha anunciado alguna propuesta legislativa sobre reconocimiento del oficio de palmerero, sus herramientas, su reconocimiento profesional, etc. Sea ello bienvenido. Aunque hemos de decir que, lo más importante para el palmeral, es que haya una auténtica voluntad política a favor del mismo, así como un mejor apoyo económico para su mejora, aspectos en los que siempre se ha padecido demasiado.

Otra noticia positiva es que, por fin, el Ayuntamiento declare que va a interesarse por el futuro del Instituto Tecnológico de la Palmera. Es inconcebible lo que está pasando con este tema. La dejación municipal por lo que se presentó como algo fantástico en su día es muy frustrante. El desinterés mostrado en el tema levanta sospechas sobre el futuro del mismo.

Lo que sí resulta escandaloso son las consecuencias que está teniendo la despreocupación municipal por el futuro del palmeral, después de la declaración de este como Patrimonio Mundial de la Humanidad hace casi 20 años. Debería haberse adaptado el PGOU a esa nueva realidad y reforzar la protección de los huertos así declarados, sus zonas de influencia, acequias, etc. Nada se hizo, todo ha continuado igual.

Las recientes noticias sobre la finca del Arsenal ponen, de nuevo, el tema sobre la mesa. Es lamentable que, ante la falta de respuesta municipal y de Conselleria, tenga que ser el propio Ministerio de Cultura el que, tras denuncia de varios colectivos ciudadanos (Volem Palmerar entre ellos) tenga que requerir al Ayuntamiento la paralización del proyecto de construcción de 950 viviendas en dicho espacio, por su afección negativa a unos huertos que se encuentran entre los valores que motivaron la declaración del Palmeral. Y es lamentable tener que oír críticas a la labor de los colectivos ciudadanos que, al igual que en otros temas, tienen que suplir el desinterés municipal en ellos. La defensa de nuestro patrimonio, tanto el referido al palmeral como el histórico debe tener prioridad. Es irremplazable y único. Los aprovechamientos urbanísticos pueden ser legítimos, pero deben estar supeditados al general. Y es una cuestión sobre la que, próximamente, podrían repetirse los problemas en el tema del solar de la Hiladora. El Ayuntamiento de Elche debe optar claramente por un camino: seguir poniéndose de perfil ante sus insuficiencias o adoptar políticas más activas de protección y defensa de sus patrimonios. Y es un tema que no admite más demoras.