Inventores, científicos, pensadores, teólogos, catedráticos... así, en masculino. La filósofa y profesora de investigación científica Eulalia Pérez trató de romper ayer mitos, falsedades pero, sobre todo, con la invisibilización que ha sufrido la mujer a lo largo de la historia. Sus descubrimientos, aportaciones a la ciencia y a la tecnología e incluso su papel en investigaciones médicas ha pasado desapercibido a lo largo de los siglos. Eulalia insiste en que pese a ea percepción, sobre todo entre los más jóvenes, de que la igualdad ya se ha alcanzado, aún queda mucho por hacer en esta materia. Prueba de ello es que en las ingenierías, incluida la UMH, apenas un 12% del alumnado son mujeres, por lo que uno de los primeros mitos y mentiras científicas sobre la mujer, según la charla que impartió ayer tanto en el Hospital General de Elche como en la UMH, dentro de las actividades programadas en las IV Jornadas de La Ciencia Tiene nombre de mujer es...

1. Las mujeres no son aptas para las matemáticas o la ciencia

Eulalia Pérez hizo alusión a multitud de estudios que demuestran que, en igualdad de educación, las mujeres obtienen los mismos resultados académicos que los hombres en todos los campos, incluidos las matemáticas y la ciencia. Por tanto, se trata de una percepción cultural. En este sentido, puso un ejemplo con alumnos norteamericanos, en los que, pese a que los chicos quedaron incluso algo por detrás que las chicas en conocimientos matemáticos, ellos tenían una percepción más alta de sus conocimientos que ellas, pese a ser estas algo mejores.

2. Las mujeres no han hecho descubrimientos importantes

Otro de los mitos que quiso romper con datos es que la mujer apenas ha tenido un papel relevante en los descubrimientos y avances científicos. En este sentido, puso numerosos ejemplos de descubrimientos que han sido realizados por mujeres pero que se han atribuido a hombres. «El más flagrante fue el descubrimiento de los púlsares, realizado por Jocelyn Bell-Burnell. El Nobel terminaron dándoselo a su director de tesis, como principal autor del descubrimiento». Eulalia Pérez ejemplarizó un caso que vivió en primera persona en el que un experto se dio cuenta en una conferencia de que el teorema de Noether, que llevaba 40 años explicando a sus alumnos, hacía referencia a una mujer. En concreto, a la matemática alemana Emmy Noether, que lo formuló en 1915 y que establece que cualquier simetría diferenciable, proveniente de un sistema físico, tiene su correspondiente ley de conservación.

3. Las mujeres son biológicamente iguales a los hombres... menos el aparato reproductor

Otro de los grandes mitos que hay que romper. Eulalia Pérez señaló que hay muchas diferencias a nivel biológico, que no se han estudiando correctamente porque el modelo de estudio siempre ha sido un varón. Así, señaló que hasta hace poco no se había estudiado los síntomas de infarto en mujeres, algo diferentes a los hombres y se creía que ellas no podían padecerlos hasta la menopausia, lo que hacía que al ir a urgencias las mandaran a casa al no detectarlo y murieran. Aunque la irrupción «de forma aplastante» de la mujer en la biomedicina ha cambiado esa tendencia, aún hoy hay estudios clínicos con una importante prevalencia masculina.

4. El motor evolutivo fue la caza que hacían los hombres

Otro mito que deja a la mujer en un segundo plano, pues la investigadora asegura que hay estudios que confirman que el papel de recolección y cuidado que hacía antaño la mujer tuvo la misma importancia en ese proceso evolutivo. No obstante, en la sociedad de hoy en día, no existen diferencias de roles en el avance biológico y social, por lo que no caben diferencias entre ambos sexos.

5. Las sociedades son agresivas y dominadas por el hombre por tradición evolutiva

Relacionado con lo anterior, la filósofa señaló que aunque hay estudios que lo han desmentido, existe la creencia de que esa dominación del hombre sobre la mujer viene porque en las sociedades de los primates, de la que venimos, ya se relacionaban de esta manera, aunque se ha demostrado que no siempre es así y hay ocasiones en las que la hembra domina sobre el macho, por lo que no hay relación evolutiva.

«Hay que cambiar la educación desde la base y formar a maestros de Infantil»

La razón de ser de todos los mitos y mentiras científicas y culturales en torno a la mujer se encuentra en la educación. Así lo manifestó ayer Eulalia Pérez, la catedrática de Lógica y Filosofía de la Ciencia que impartió charlas sobre igualdad tanto en la UMH como en el Hospital General de Elche. La percepción de que la mujer es más apta para trabajos y tares sociales como enfermera o administrativa, y menos para ingenierías o matemáticas es «meramente cultural y educacional, por lo que esa mentalidad se puede cambiar», señaló.

Es necesario, según su criterio, un cambio desde la base, pues «los y las adolescentes de hoy en día tienen la creencia de que la igualdad real ya está alcanzada, porque se ven más o menos iguales en clase, los profesores les tratan más o menos por igual... pero se dan de bruces cuando llegan al mercado laboral y ven que, al mismo trabajo, la mujer tiene menor sueldo. También ven cómo a ellas se les pregunta si tienen pareja o piensan tener hijos, unas preguntas que no se les plantean a los hombres», señala.

Por tanto, el cambio de mentalidad debe darse «desde Infantil, desde que nacen, si me apuras. Y también sería necesario formar al profesorado en Igualdad, porque son ellos al final los que van a estar con esos alumnos desde Infantil y van a trasladar desde muy pequeños estos valores», señaló.

Pérez también lanzó una advertencia a los alumnos, más allá de que aún queda mucho camino por recorrer, y es que «también se puede retroceder». En este sentido, manifestó a este diario el peligro del auge de discursos como el de la ultraderecha está expandiendo en España y en Europa, rechazando el feminismo con ideas que «van en contra de los principios más básicos de cualquier democracia, que parte de la premisa de la igualdad entre personas».

Así, advirtió el peligro de la «normalización de este tipo de mensajes» y de su calado entre los más jóvenes, en un momento en el que se están consiguiendo avances, como la implicación del hombre en la lucha feminista.