El periodismo y la docencia tienen muchas similitudes. Es por este motivo, por el que la Universidad Miguel Hernández invistió ayer como doctor honoris causa al periodista y escritor Ramón Lobo. El homenajeado reconoció en varias ocasiones haber sido «muy mal estudiante, repetí tres cursos en tres etapas diferentes», aunque reconoció que al final le llegó el interés por aprender ya que, como afirmó, «la cultura y la educación permiten ser libre».

El padrino de Ramón Lobo fue el profesor de Periodismo José Luis González, que se apoyó de grandes profesionales de la comunicación, como la también doctora honoris causa de la UMH Rosa María Calaz, para presentar la laudatio.

En su intervención, Ramón Lobo reconoció que «no creo en la credibilidad, sí en la honestidad, en el empeño de presentar la realidad de forma justa y equilibrada para que el ciudadano saque sus conclusiones», a la vez que añadió que «un buen periodista es un artificiero que desactiva mentiras, no es un propagador de falsedades».

En este sentido, el periodista dijo que «es una información esencial para el ciudadano saber si está ante un medio que le cuenta lo que pasa de manera honesta o ante una empresa que defiende los privilegios de los accionistas».

Llegados a este punto, Ramón Lobo fue un paso más allá en su discurso y apuntó a que «el ciudadano debería esforzarse en diferenciar al buen periodista del vocero de las cloacas y pagar por la información de calidad». A esto, el periodista añadió que «detrás del gratis total se esconden los manipuladores, la propaganda y los corruptos».

El homenajeado insistió en varias ocasiones en que una de las labores de los profesionales debe ser la de poner en cuestión todo lo que dicen o hacen los que tienen el poder. «Para conseguir que paguen por nuestro trabajo solo necesitamos ser útiles y tener credibilidad, cualidades incompatibles con la obediencia ciega», apuntó Lobo.

El doctor honoris causa explicó en su intervención que «he tenido el privilegio de bailar durante 20 años o quizá más. Me tocó el final de la edad dorada del periodismo: los grandes viajes, la intimidad del reportero sin los teléfonos móviles y la distorsión de las redes sociales».

A pesar de todo ello, el periodista, que a lo largo de su trayectoria tuvo la oportunidad de contar historias desde múltiples países, se mostró optimista con el futuro de la profesión. Ramón Lobo aseguró que «para lo jóvenes va a ser diferente, tienen tiempo y volverán los grandes reportajes y las apuestas audaces».

Reflexión

Para concluir, Ramón Lobo también dijo ayer en la UMH que «si regresara a los 18 años volvería a ser periodista. No para cambiar el mundo, que ese es el trabajo de la sociedad civil y el de los gobernantes, sino para soñar que se puede cambiar».