El exportavoz de Ciudadanos (Cs), Eduardo García-Ontiveros, rompió ayer su silencio un mes después de su expulsión de la formación naranja y compareció públicamente para explicar cómo ha pasado de ser el cabeza de lista del partido a acabar fuera en poco más de medio año. Ante todo, aseguró haber «respetado siempre el código ético, lo que otros no pueden decir ni defender», dijo.

A partir del lunes pasará a ser considerado concejal no adscrito y se niega a que lo llamen tránsfuga como pidió su formación. «Quien me llame tránsfuga no tiene ni idea. No lo soy porque no me he ido, me han tirado, y tampoco he votado en contra de mi partido. Quien diga eso es un chorlito», señaló. García-Ontiveros se queda en la política, dijo, «porque conmigo han realizado una injusticia de dimensiones bíblicas» y ha puesto en manos de los juzgados el expediente disciplinario que le abrieron por contratar a la asesora del grupo municipal, Irene Ripoll. Un expediente que «ha vulnerado mis derechos», denunció.

García-Ontiveros ha pedido «amparo judicial» y aseguró que si se va y le dan la razón la reparación del daño no sería total. Sobre la posibilidad de que pueda acabar siendo readmitido en Cs si la justicia se pone de su parte, apuntó a que es factible, pero no aclaró si estaría dispuesto a volver al partido que le ha echado a la calle. «Seguiré defendiendo los principios de Ciudadanos», afirmó.

Asimismo, pidió disculpas a los votantes por la imagen «lamentable» que está dando el partido y la «esperpéntica situación» que está sufriendo. También reivindicó su gestión a la hora de designar a la asesora, tal y como hizo en las alegaciones que presentó contra su suspensión cautelar de la militancia el pasado mes de septiembre. Aseguró haber recibido el visto bueno de Acción Institucional de Cs de forma presencial y documental para la contratación y que días más tarde se la echaron para atrás porque la concejala Eva Crisol manifestó su desacuerdo. El entonces portavoz siguió para delante con sus planes. A partir de ahí, la comisión del régimen disciplinario le abrió el expediente por actuar en contra de Acción Institucional.

El cabeza de lista de Cs defendió una y otra vez la designación que realizó de la funcionaria de confianza por ser licenciada en periodismo y por su curriculum y criticó que a quien propuso Crisol no tenía el Bachillerato, lo que, según García-Ontiveros, incumplía los estatutos de la formación que pedían una formación de C1. Quiso desmarcarse de otros partidos a la hora de elegir asesores. «No vine aquí para hacer la vista gorda con el personal de confianza, yo vine para hacer otra cosa en un partido que ha enarbolado el principio de capacidad», dijo. Y tras ofrecer esta explicación, García-Ontiveros señaló directamente a Eva Crisol. «Este proceso lo inicia la otra concejal de Elche», afirmó, además de apuntar que no estaba acusando a nadie, sino «exponiendo hechos».

También advirtió que su excompañera «podría haber parado el expediente y haber frenado el circo». También aludió a ella para referirse a la marcha del anterior portavoz de Cs y de su adjunto, David Caballero y Juan Antonio Sempere, y dijo que ese conflicto y el suyo tiene un «denominador común», aunque aseguró que detrás de ella hay más personas a las que no quiso citar.

Sus inicios

Los reproches de García-Ontiveros hacia su partido fueron más allá, quien aseguró haber sido «ninguneado» desde la campaña electoral por una parte del partido y haber sufrido presiones. «Rechacé encabezar la candidatura en un principio y después acepté por mi compromiso a reforzar un partido que tuvo un final turbulento», señaló. Lamentó, incluso, que le impusieran la lista electoral, que fue nombrado a menos de un mes de la cita con las urnas y que cuando llegó ni siquiera había programa electoral.