El mercado provisional lleva dos años con la terraza declarada ilegal y a la espera de que el Ayuntamiento decida qué hacer con la instalación. Todo ello, en pleno proceso, además, para rescindir el contrato con Aparcisa, por lo que la situación es todavía más delicada. El equipo de gobierno lleva meses de trámites y de expedientes para tratar de que la concesionaria del edificio de abastos desmonte el añadido que da servicio a la cafetería, sin éxito alguno.

La empresa agotó en octubre la vía administrativa con el Ayuntamiento para legalizar la terraza. El equipo de gobierno rechazó el recurso de reposición de la mercantil y comunicó por enésima vez que debía desmontar la pérgola y la solera de hormigón porque, según el ejecutivo local, ni el proyecto básico ni el de ejecución del Mercado Provisional contemplan la cubrición de ninguna terraza exterior. A la mercantil solo le quedaba entonces la vía judicial para poder defender la terraza.

Después de aquella orden todo sigue igual. El portavoz del equipo de gobierno, Héctor Díez, reconoció ayer a preguntas de los periodistas que «corresponde al Ayuntamiento tomar decisiones».

La irregularidad de estas instalaciones salieron a la luz en septiembre de 2018, nueve meses después desde que la Concejalía de Urbanismo declarara ilegal la terraza y después de que Compromís pidiera explicaciones a sus socios en una junta de gobierno al conocer que habían llegado denuncias de particulares advirtiendo de la situación.

Sin embargo, éste no es el único frente que el ejecutivo local tiene por resolver referente al Mercado Central. Ahora, tras recurrir Aparcisa la orden para retirar el vallado de la plaza de las Flores y para cubrir las excavaciones, el Ayuntamiento tiene que desestimar el recurso de reposición e iniciar el procedimiento para contratar una empresa que se encargue de los trabajos. Algo que se producirá en las próximas semanas y que «será rápido», según Díez.

El arquitecto municipal cifró en 50.000 euros el coste de la obra para adecentar el entorno del Mercado Central y el alcalde, Carlos González, se fijó el primer trimestre de este año para devolver a la «normalidad» la zona, tal y como reclaman vecinos y comerciantes, mientras dan con la solución para el edificio.