Los «vivas» a San Antón» han podido resistir al mal tiempo en Elche. Con incertidumbre y continuamente mirando al cielo y al movimiento de los árboles, miles de ilicitanos decidieron ayer salir a las calles para arropar al patrón de los animales a pesar de la previsión de un fuerte temporal que podía azotar a la ciudad con lluvia. Finalmente el patrón del barrio ilicitano pudo salir en romeríay sólo en algunos momentos puntuales algunas gotas cayeron durante la celebración local, a pesar de que sí que llovió horas después, lo que obligó a cerrar en la sobremesa y antes de lo habitual los puestos de artesanía del mercadillo que durante estos días ha estado abierto con motivo de las celebraciones así como las carpas festeras.

Aún y así, ningún acto tuvo que cancelarse finalmente a pesar de que el día anterior corría el riesgo de aplazar la romería por la previsión de fuertes rachas de viento. En cuanto al encuentro, un año más iba más allá de lo religioso, ya que esta celebración es muy ansiada en la ciudad por todo lo que representa, ya que históricamente el patrón también ha estado vinculado al sector alpargatero. La jornada comenzaba pasadas las nueve de la mañana tras la solemne misa en la ermita del barrio. Entonces la imagen de San Antonio Abad salió del templo sagrado como si tuviese vida propia arropado de vecinos y vecinas de San Antón que quisieron portarlo en su humilde trono repleto de rosas rojas. La alegría de un barrio era evidente en las caras de los más devotos a San Antón. Hombres y mujeres se turnaban para guiar la imagen por distintas calles del barrio hasta pasar por el solar donde estaba el ambiente más festivo y gastronómico. Además de los residentes también se encontraba un nutrido de festeros de 18 comisiones y en el transcurso de la romería fueron decenas de personas quiénes portaron al patrón, entre ellas las reinas y damas de las Fiestas de Elche, miembros del equipo de gobierno como el alcalde, Carlos González, o miembros de la asociación de San Crispín, San Agatángelo o San Pascual.

Durante el día la ermita permaneció abierta para que los visitantes pudiesen encender velas y fuera, mientras, se veían a familias al completo almorzando coca salada. En este sentido, el Ayuntamiento repartió 5.000 raciones de este manjar que va muy ligado a la romería. En el mercadillo también había puestos de otros productos locales o de turrón, teniendo en cuenta que «hasta San Antón Pascuas son», según dice el dicho popular que algunos vecinos repetían. El entorno de la romería se engalanó con un sentido totalmente festero con la feria y en un descampado se habilitaron varias carpas de los festeros. Sin embargo, la previsión de tormenta alertó a una parte de los visitantes y estas instalaciones tuvieron que cerrarse algo más pronto que otros años.

Uno de los momentos más esperados vino con la bendición de las mascotasya tras el último tramo de la romería. La imagen del patrón quedó justo delante de la parroquia, las campanas comenzaron a repicar y el alboroto se mezclaba con el sonido de las tracas. Lejos de que los más devotos bajasen el ánimo por la amenaza de lluvia, el hecho de que la romería finalmente saliese adelante les dio un plus de adrenalina.

Entre las mascotas, las más numerosas eran los perros de todos los tamaños, razas y tipo de personalidad, aunque también se podían ver reptiles como una iguana, roedores o incluso pequeñas aves tropicales. Fue un momento para que los animales sociabilizasen instantes antes de que el padre Ángel Macho y otros dos párrocos bendijesen a los animales desde un escenario improvisado a la salida de la parroquia y les entregasen la tradicional rosquilla. «Llevo tres años trayendo a Tiki, y lo seguiré haciendo porque es un perro muy sano», señalaba Andrea, una ilicitana de Carrús que confiaba en el patrón.

La primera mascota a la que se le roció el agua bendita con una rama de olivo fue el cerdo que cada año adquiere la organización de la romería, haciendo honor al gorrino que tiene la imagen a sus pies, y minutos después este animal sería el protagonista en la rifa. Con la romería se ha puesto el broche a una semana de actos como el pregón, el concurso de paellas o la procesión.