Los agricultores del Camp d'Elx descartan que a corto plazo se pueda incentivar el cultivo ecológico ya que entienden que las producciones no llegan a ser lo suficientemente grandes para ser rentables con esta forma de negocio, el coste es superior y el resultado para el agricultor no termina de ser bueno, tal y como explicaba ayer Daniel Soler, presidente de la Cooperativa Cambayas, durante la ponencia que organizó la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Elche en la propia cooperativa para que varios expertos expusieran cuáles son los retos de la agricultura, y si confían en que con el tiempo el cultivo convencional se reconvertirá en ecológico.

Esta es la segunda ocasión en la que el colectivo organiza esta jornada formativa, que tuvo dos vertientes. Por un lado explicar a quiénes trabajan la tierra y comercializan con sus frutos cuál es la normativa vigente en cuanto a los permisos que debe tener el propietario de las parcelas para hacer bien su trabajo en el campo. Por otro lado abrieron el debate sobre el futuro agrario, más ahora que las normativas son más exigentes.

Entre los ponentes se encontraba José Vicente Andreu, presidente de ASAJA Orihuela y un gran productor de cítricos ecológicos en la Vega Baja. Animaba a seguir este tipo de cultivo porque su certificación «supone una marca comercial potentísima, que garantiza una estructura de control y el cliente fideliza». Señalaba que se puede cultivar prescindiendo de la mayor parte de plaguicidas del mercado y que hay que incentivar el consumo del producto ecológico, ya el país es uno de los mayores productores pero la demanda de este tipo de producto sólo supone un 5% en los últimos años, según las estimaciones que barajaron en el coloquio. Desde Cambayas apoyaban este argumento ya que lanzaron varias líneas de producto ecológico como el limón. Aún y así reconocen que es complejo cambiar el modelo en otros alimentos como las hortalizas porque aumentarían las malas hierbas, que deberían retirarse manualmente. Con la granada mollar también duda que se pueda ampliar la producción de los socios en ecológico, que sólo representa un 5% . Explicaron que hay complicaciones para venderla y para preservar su calidad y estética sin uso de plaguicidas. Aún y así, señalan que se han intensificado en los últimos años los análisis que realizan las grandes empresas para controlar que el producto que llega al supermercado está libre de residuos. El agricultor del año 2018, Vicente Andrés Antón, destacó que la agricultura convencional siempre va a existir «porque el mundo no se puede alimentar sólo de ecológico», pero señaló que «por buen camino» porque los fitosanitarios que se emplean en la actualidad llevan menos residuos.

Más cercanía

La crisis climática también centró parte del debate, y en este caso intervino el concejal de Desarrollo Rural, Felip Sánchez, que reseñó que es esencial que el agricultor obtenga un precio justo en el Camp d'Elx, teniendo en cuenta que es una extensión con pocos recursos pero mucha variedad de cultivos. Por ello Sánchez como miembro del ejecutivo local reiteró que el consumo de cercanía debe fomentarse y que la Administración local apostará por tener mayor comunicación con el gremio local a través de futuras mesas de trabajo que se desprendan del Consejo Agrario.

Al inicio del encuentro algunos expertos como Tere Alemany Lorenzo Chinchilla, técnicos agrónomos de ASAJA-Alicante, explicaron a los asistentes, unas sesenta personas, alguna documentación esencial que debe tener el agricultor como el Registro de Explotaciones Agrarias (REGEPA), una base de datos en la que deben aparecer las extensiones que maneja cada usuario, los fitosanitarios que usa, los seguros que dispone o cuál es la trazabilidad del producto.

La idea con la jornada era dar a conocer los beneficios fiscales que pueden tener los nuevos agricultores profesionales, dar pautas sobre la legalidad de la actividad, ya que, por ejemplo, la creación de una comunidad de bienes para gestionar una explotación agraria no es la vía correcta.