«¡Visca la Marededéu, visca nuestra Patrona, visca la reina del Tamarit y de Elche!». Así vitoreaba ayer el legendario guardacostas Francesc Cantó marcando el paso de la Virgen de la Asunción por las calles de Elche, entre una fuerte banda sonora de tracas y aplausos dedicados a la Patrona ilicitana. El trono dels Angelets deslumbró con la imagen de la virgen, que salía de la Basílica de Santa María arropada por todo su pueblo entre cánticos y un fuerte retrueno de pólvora para dar inicio a la procesión en su honor, en el día grande de las fiestas de invierno. Por séptimo año consecutivo aguardaban a la Patrona una docena de bailarinas del ballet de María Segarra, que le dedicaron un baile tradicional simbolizando las danzas folclóricas del siglo XVIII que se interpretaban con la Venida hace varios siglos, y que se han vuelto a recuperar. Tras un intenso fin de semana con la representación del hallazgo de la Marededéu en la playa del Tamarit y la posterior romería, ayer fueron miles los fieles que acompañaron a la virgen durante la procesión, teniendo en cuenta que este año la celebración se ha producido en domingo y por tanto ha sido un incentivo para atraer a visitantes. Este, además, es un año especial ya que desde ayer comienza en Elche el año jubilar por los 650 años de historia de la Venida de la Virgen.

El día soleado acompañó a la comitiva de la procesión, entre la que se encontraban los ilicitanos ausentes que han querido pasar estos días señalados en su tierra. Durante el recorrido la Patrona, como es costumbre, estuvo custodiada por dieciséis niños y niñas entre cuatro y cinco años, que iban subidos en el trono dels angelets. Ya en noviembre la Sociedad Venida de la Virgen llamó a la participación de las familias para que los menores se interesen desde pequeños en la tradición, como así fue.

Los más veteranos eran los que vivían con más emoción esta cita como Marga Abad, que se define «ilicitana al 100% porque ningún año me he perdido la procesión ya que nuestra virgen es lo más importante que tenemos». Luis Quiles, otro ilicitano, se sentía feliz de que en los últimos diez años la tradición se haya potenciado, «porque hubo un tiempo que la cosa estaba quieta», explicaba.

Durante el recorrido de la procesión, que tiene el sentido inverso de la del 15 de agosto, se lanzaron tracas que pillaron por sorpresa a los angelets, que desde el trono se tapaban los oidos por los fuertes estruendos. En el acto participaron el grueso de entidades de la ciudad como la Casa de Andalucia, la Unió de Festers del Camp d'Elx y la Gestora de Festejos Populares. También había representantes del Misteri, del Centro Aragonés o San Agatángelo así como integrantes de las comparsas que ostentan las capitanías y el abanderado de los Moros y Cristianos.

Los cargos honoríficos de este año de la Sociedad Venida de la Virgen como Francisco Vives como caballero portaestandarte o la Mayordomía del Santísimo Corpus Christi como entidad abanderada también nutrían la procesión junto a miembros de la corporación como el alcalde, Carlos González, autoridades eclesiásticas o el Jefe de la Policía Local, César Zaragoza. En la comitiva no faltaron la Escuela de Heraldos así como gigantes y cabezudos que abrían la procesión, junto al arca y el guardacostas, encarnado en Francisco Sanmartín, al que se le notaba emocionado después de estos días intensos a lomos de Tenorio II, caballo español que lleva acompañándole dos años. El ilicitano recibió, además, el cariño de los ilicitanos, que incluso le deseaban«salud para el año que viene» . Entre la multitud podía verse al anterior guardacostas, Jerónimo Tripiana, disfrutando del acto religioso, pero desde fuera, haciendo fotos, al igual que asistió a ver la procesión el líder nacional del PP, Pablo Casado, que ha pasado los últimos días en la ciudad.

Obra

Al final el trono volvió a entrar en la basílica entre cánticos y se interpretó el himno de la Venida con acompañamiento de la Escolanía del Misteri bajo la dirección de Javier Gonzálvez. El obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, ofició después una emotiva misa donde leyó la bula papal por la que se declara el año jubilar para celebrar los 650 años de recorrido en la ciudad de la Venida. Para festejar este reconocimiento Cantó encendió una estruendosa mascletà desde el Puente de Altamira.

La jornada festiva culminó por la tarde con la representación en el Gran Teatro de «Sóc per a Elig 1370», obra de Antonio Amorós bajo la dirección de Antonio Vicente Chinchilla. Los actos de la Venida de la Virgen culminarán hoy a las 20 horas con una misa en honor a todos los socios de la entidad fallecidos, y al finalizar se lanzará una palmera como fin de fiestas desde la torre de Santa María.