Desde hace meses se viene hablando del cierre del Convento de la Encarnación de Mula y del simbolismo que sostiene en distintos aspectos del municipio, como la custodia de la Santa Espina, el culto al Señor de la Escalera, el alojamiento al Niño Jesús del Balate en parte de su estancia en Mula, ser sede de la Real Cofradía de Jesús Resucitado o el mantenimiento de la hospedería monástica, entre otros. Las monjas se van, y lo hacen de la mano de la polémica.

En estos momentos sólo dos hermanas residen en el convento de clausura: la hermana María Ángeles, natural de Mula y que lleva ya medio siglo formando parte de este convento, y la hermana Asunción, que lleva cuatro años en Mula. Las dos ya han sido «requeridas por la Dirección General por haber ocasionado dos infracciones graves: trasladar las piezas del convento sin previo aviso ni información a la Comunidad Autónoma y, además, moverlas a la Comunidad Valenciana, siendo este hecho motivo de sanción». Así lo explicaba ayer el Ayuntamiento de Mula, en un comunicado remitido a los medios.

Las religiosas «confesaron haber trasladado, por cuestiones de seguridad, todo el patrimonio al convento de Hermanas Clarisas de Elche, ya que es el convento al que van destinadas», prosigue el Consistorio.

«Enterado el Ayuntamiento de este hecho, las autoridades locales se trasladaron hasta el Convento de Elche, donde tuvo una intensa reunión con la superiora en la que se les mostró gran preocupación y se les ofreció los medios del Ayuntamiento para la devolución de las piezas así como el Convento de San Francisco, edificio que tiene un lugar de seguridad habilitado a tal efecto, como lugar donde albergar de forma temporal las piezas y así librar a la comunidad religiosa de la posible sanción que puedan sufrir, encontrándonos con una respuesta negativa ante la propuesta del Ayuntamiento, negándose a la devolución de las piezas artísticas», asevera el Consistorio.

En este sentido, insisten en que «en todo este intenso proceso la comunicación entre la orden religiosa y el Ayuntamiento ha sido continua, pero, lamentablemente, esta semana pasada recibimos una llamada de las hermanas comunicándonos el inminente cese de vida religiosa en el monasterio». «Lamentamos profundamente que hayan cesado las negociaciones con el Ayuntamiento de forma unilateral sin cerrar acuerdos y consensos respecto al Edificio y a las piezas que albergaba en su interior, privando al pueblo de Mula del mismo», apuntan desde el Ayuntamiento.

Así las cosas, «solo nos resta esperar qué decisiones tomarán otras administraciones al haberse modificado de forma sustancial el BIC del Real Monasterio de la Encarnación y manifestar públicamente que, a pesar de que el gran esfuerzo en los últimos meses haya tenido un resultado negativo para nuestra cultura y patrimonio, desde el Ayuntamiento de Mula seguiremos dando los pasos oportunos en defensa de este, trabajando de forma rotunda», aseveran en el Consistorio.

«Estos momentos son muy difíciles para nosotras y yo, además, soy de Mula, por lo que tener que dejar esta ciudad me apena muchísimo», afirmaba a esta redacción la hermana María Ángeles, horas antes de que el Consistorio lanzase este comunicado. La monja dijo que lleva unos días encontrándose mal por la marcha.

«No quiero ni pensarlo y, aunque estaba previsto que dejáramos el convento a principios de enero va a ser en sólo unos días cuando finalmente nos marchemos hasta otro convento de la congregación en Elche», manifiesta la religiosa.

La hermana María Ángeles mostraba su tristeza y pesar ante una situación sobre la que ellas no han podido hacer nada. «Mantener el convento es muy difícil y sentimos mucho nuestra marcha, pero Mula estará siempre en nuestro pensamiento y en nuestras oraciones», hace hincapié.

Lo ocuparán los monjes del Heraldo del Evangelio

Es una comunidad nueva y de clausura que cuenta con sacerdotes, hermanos religiosos y seglares

El convento de la Encarnación de Mula seguirá abierto, aunque desaparece la congregación de las Hermanas Clarisas, después de ser parte del municipio durante cerca de 350 años. La falta de vocaciones y de religiosas (una situación que se está dando en distintas congregaciones a lo largo y ancho de España) las obliga a marcharse de la Comarca del Río Mula.

Finalmente será la orden de los Heraldos del Evangelio quienes se instalen en Mula en unos pocos días y mantengan el convento abierto.

Los Heraldos del Evangelio son una congregación pontificia numerosa. Es una comunidad relativamente nueva y de clausura que cuenta con sacerdotes, hermanos religiosos y seglares.

Serán ellos quienes se trasladen hasta Mula y poco a poco se integren en la vida del monasterio con la finalidad de poder contar con un número importante dentro de esta comunidad y dar sostenibilidad al convento, que, de esta manera, seguirá albergando vida.

Traslado de la Virgen

Mañana, sábado, a las 12.00 horas está prevista una misa de acción de gracias en el convento de La Encarnación, presidida por el obispo de la Diócesis y donde se despedirá a las hermanas Clarisas con la posibilidad de que sea en ese mismo acto religioso cuando se presente a los Heraldos del Evangelio que se quedarán en Mula.

La Hermandad del Carmen de Mula ha confirmado que trasladará hasta el convento a la imagen titular, la Virgen del Carmen patrona de Mula, para que las hermanas puedan despedirse de ella. Después de casi 350 años las hermanas abandonan Mula. A su llegada en 1678 fueron recibidas con arcabuces, clarines y tambores, según relata el muleño Juan Gutiérrez, en su publicación sobre la fundación del convento.