PSOE y Compromís impusieron ayer su mayoría en el último pleno del año para aprobar definitivamente el presupuesto de 2020, que supondrá un aumento del gasto en personal del 6,8% y la inversión de 36,8 millones de euros, pero también implicará la subida de los principales impuestos en un 1,5% y del 1,7% de la tasa del agua, tras años de contención. El equipo de gobierno se encontró con los votos en contra de una oposición (PP, Ciudadanos y Vox) que inundó de reproches el debate por el incremento de la presión fiscal y por el dinero público que se queda sin gastar año tras año.

Ejemplo de ello son los 23 millones de euros que desde 2016, tal y como destapó Ciudadanos, lleva el equipo de gobierno sin invertir, pese a tenerlo presupuestado, cantidad que ha ido destinada a pagar deuda municipal a los bancos. Frente a ello, el ejecutivo local siguió defendiendo las actuaciones que han presupuestado, que inaugurarán el próximo año y que supondrán una inversión de 159 euros por vecino. Volvieron a justificar, además, la subida de impuestos en el aumento de los gastos y en la necesidad de no recortar los servicios públicos.

Los socialistas también explicaron que el incremento del gasto en personal, en cinco millones de euros (hasta 79,5 millones), se debe al aumento de las retribuciones a funcionarios del 2,5% tras el acuerdo entre Estado y sindicatos, al pago de los atrasos a la Policía Local, a sustituciones y a refuerzos del personal.

Asimismo,el equipo de gobierno prometió, entre otras cosas, el incremento de las ayudas a entes festeros en un 25%, de 600.000 euros en el mantenimiento de colegios y del 100% en la dinamización cultural de barrios y pedanías. También recordaron el aumento de otras partidas, como Educación, en un 8,9%; o Promoción Económica, en un 45%.

Con todo ello, el alcalde, Carlos González, destacó el hecho de que el Ayuntamiento de Elche haya sido uno de los primeros de la Comunidad en aprobar el presupuesto y aseguró que las cuentas favorecerán el empleo y la reactivación económica.

Sin embargo, pese a estar en mayoría, el equipo de gobierno no pudo evitar una lluvia de críticas por parte de la oposición, que reivindicó una mejor gestión y distribución del dinero público frente a la subida de los impuestos.

El portavoz del PP, Pablo Ruz, que de nuevo protagonizó el discurso más crítico, mostró su desconfianza ante las obras prometidas tras los proyectos anunciados en el anterior mandato que están sin ejecutar o el plan de inversiones, sin ver la luz y que fue aprobado en enero o los más de dos millones de euros para actuaciones que dependerán de la venta de terrenos.

Aseguró que el presupuesto es «irreal» y que el alcalde «no es de fiar», además de reprocharle la obstrucción en el acceso a la información para poder hacer una buena labor de oposición. Incluso, Ruz recriminó al ejecutivo local que la recaudación por el impuesto de obras y construcciones vaya a subir un 115% y también cargó contra el equipo de gobierno por los 1,3 millones de euros previstos en multas y los 134.000 euros que estiman que recibirán por infracciones urbanísticas. «Estamos ante un gobierno sancionador», señaló. Ante las críticas, Compromís le acusó de tener un discurso «antisistema».

Ciudadanos, al que la edil de Hacienda, Patricia Macià pidió en el pleno que recapacitara y les apoyara, también lamentó que «estos presupuestos sean los de la subida de impuestos». Su portavoz, Eduardo García-Ontiveros, reconoció compartir con el ejecutivo local alguna de sus medidas y defendió haber planteado propuestas de mejora para la ciudad, pero advirtió que no les daba un «cheque en blanco» y se negó a apoyarlos. También dijo que la presión fiscal no serviría para reactivar la economía ni para evitar los cierres de comercios que, criticó, están sucediendo en el centro, en los barrios y en las pedanías.

En esto último coincidió la formación naranja con Vox. Su portavoz, Amparo Cerdá, dijo que el presupuesto «favorece el paro y el cierre de comercios». El partido de Abascal criticó que el 80% de las cuentas municipales vayan a parar a pagar sueldos, rechazó la subida salarial, los escasos fondos a El Palmeral y las «ayudas ilimitadas» que se conceden sin supervisar. La formación también acusó al ejecutivo local de «ahogar a la clase media».

Cruce de acusaciones

Los reproches entre PSOE y PP coparon ayer buena parte de un debate que se alargó durante más de cinco horas y en el que unos y otros se acusaron de mentir. El portavoz socialista, Héctor Díez, lamentó la falta de propuestas de la oposición para evitar subir los impuestos y no recortar servicios públicos. Acusó a Pablo Ruz de «ser un hombre atrapado en la deuda municipal» y de pasar más tiempo en Madrid que en Elche por su condición de senador, algo a lo que se refirió Patricia Macià diciendo que es senador porque «los ilicitanos han querido tenerlo fuera de Elche».

El portavoz popular culpó a los socialistas de la deuda contraída hace tres mandatos, de la «venta constante de humo» con proyectos que no hacen realidad y de vivir en el mundo «matrix».