P ¿Cuáles son los argumentos que ofrece Volvió una noche
Es una comedia muy divertida sobre la relación que mantienen un hijo y su madre, muerta hace 10 años. El hijo le cuenta todas las semanas su vida. Al decirle que se va a casar, la madre sale de la tumba para amargarle la vida. Los amigos del protagonista piensan que se ha vuelto loco porque habla solo. El mensaje que transmite la obra es que cada uno puede ser lo que quiera y que no tenemos que meternos en la vida de los demás. Yo también soy partidaria de que cada uno siga su vocación.
P Al girar con esta obra por España, ¿qué ve en los teatros?
R Llevo 55 años en esta profesión, comencé de cría. Cuando empecé, el teatro ya estaba malito. Pero sigue existiendo, a la gente le gusta. Las compañías de antes contaban con muchos personajes, ahora se ajustan los presupuestos. Nosotros somos seis actores y eso es atípico. Las obras tienen dos o tres personajes, cuatro como mucho. El teatro es un milagro que sucede cada día en el escenario. No hay trampa ni cartón, ni cortes, como en el cine. Es una historia que te cuentan en tiempo real y que te toca.
P En el gremio de actores, ¿es difícil envejecer en escena?
R Estoy ideal y monísima. Me siento vital y estaré en el teatro mientras la cabeza y las piernas me lo permitan. La crisis de la edad llega porque los guionistas escriben para la gente de su generación. No es una queja en España, en Hollywood también sucede. Según cumples años, parece que tienes menos que contar. Sobre todo las mujeres, que nos reservan papeles de abuelas, porque los hombres siguen haciendo de galán con 70 años. Luego, cuando cumples años, te van apartando. No me quejo para nada, sigo trabajando en teatro y televisión.
P ¿Los derechos de la mujer han avanzado en el mundo de la interpretación?
R Creo que sí. Yo he sufrido ser la protagonista y que un compañero cobre más. Y también a los directores que me han intentado tocar el culo. Afortunadamente, ahora las mujeres somos más capaces de decir que no, de ponernos en nuestro sitio. Defendemos nuestro dinero y nuestros derechos como mujeres. Pero hay chicas jóvenes, con buen cuerpo, que aún son acosadas.
P ¿La llegada de nuevas plataformas ayuda a su profesión?
R Que haya más plataformas supone que haya más series y trabajo para la gente joven. Están saliendo actores valiosos, aunque otros no me gustan nada. Los de ahora tienen más posibilidades que antes, cuando yo empecé. A nivel audiovisual estamos mucho mejor, todo el mundo recurre a los Netflix y HBO de turno. Sus series, por lo general, están muy bien hechas.
P ¿Trabaja en televisión ahora?
R Participo en la serie La caza. Monteperdido. En febrero o marzo grabaremos la segunda temporada. Pero si tuviera que elegir mi serie sería Compañeros. La siguen emitiendo en el canal Atreseries por las mañanas y la veo. Qué barbaridades decíamos antes. Hablábamos de movimientos nazis, homosexualidad o aborto sin problemas. Deberían emitirla ahora en prime time.
P Hace ya casi diez años que dejó la serie La que se avecina
R Dejé la serie porque estaba cansada, se grababa de una forma muy extraña. Era un poco desastre y decidí dejarla. Se ve mucho y estoy encantada con los compañeros que siguen ahí. A la gente le gusta divertirse, me sorprende que se aprendan hasta los diálogos. Yo entiendo que hay otras formas de divertirse, con más calidad. Por ejemplo, no comprendo que se dejara de emitir Los misterios de Laura porque era una serie maravillosa.
P ¿Qué papel le falta por hacer?
R No lo sé, he hecho de todo. Lo único que quiero es sentirme bien, ser optimista y vital para seguir. Me gustaría volver al Festival de Mérida, creo que lo voy a conseguir. Ya estuve allí con una obra que dirigió Miguel Bosé.
