Desde el ayuntamiento celebramos el Día Internacional de los Derechos Humanos con honda preocupación, por las constantes violaciones de derechos humanos que todavía se producen en múltiples rincones del planeta, y con el compromiso inalterable de seguir trabajando para que todos los hombres y mujeres, se encuentren donde se encuentren, puedan disfrutar plenamente de dichos derechos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1948 se firmó en París, tras el horror de la Segunda Guerra Mundial, fue un gran paso adelante para la Humanidad, en tanto que explicitaba los principios de equidad, justicia y dignidad humana como los pilares sobre los que se sustenta la comunidad internacional. La vigencia, transversalidad y perdurabilidad contenidos en los 30 artículos de dicha Declaración, siete décadas más tarde, acreditan cada día más si cabe su carácter universal e imperecedero.

Sin embargo, pese al largo camino recorrido desde el año 1948, todavía existen en la actualidad reiterados ataques a los derechos humanos en todo el planeta, al tiempo al que asistimos a la proliferación de mensajes de odio e intolerancia dirigidos a justificar y alentar la violación de los valores comprendidos en la Declaración Universal que ahora conmemoramos.

La historia de los Derechos Humanos, comienza con la lucha constante, con pequeños avances, y a menudo, contra fuerzas opositoras muy potentes. Una lucha gracias a la que hoy contemplamos como, en algunos lugares, las personas disfrutan de un orden social, económico y cultural, que les permite hacer uso de sus libertades, dignidad y derechos, pero desgraciadamente tan solo en algunos lugares del planeta, nosotros afortunadamente sí disfrutamos de estos derechos y libertades.

Todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Así arranca la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con una rotunda aseveración que, sin embargo, choca con la realidad de millones de personas sometidas a violencia de todo tipo, menores privados de su derecho a la educación, persecuciones por razón de ideología, sexo o religión.

Sin embargo, no podemos dejar de considerar la importancia del hecho que tuvo lugar en las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, ya que por primera vez, el mundo acordaba un documento que señalaba que todos los seres humanos son libres e iguales, con independencia de su sexo, raza, ideología, religión o cualquier otra característica. Un documento que expone valores universales y un ideal común para todos los pueblos y naciones, basado en que todas las personas tienen la misma dignidad y el mismo valor, y que establece, no solo que cada ser humano, en todas partes y en todo momento, tiene derecho a toda la gama de derechos reconocidos en ella, sino que protegerlos es responsabilidad de cada uno de nosotros y nosotras.

Por tanto, la declaración Universal de Derechos Humanos garantiza la igualdad y la libertad para toda persona en todo lugar.

De hecho el principio de la igualdad de género se incluyó gracias al esfuerzo y la lucha de mujeres, que hoy les debemos un gran reconocimiento por este hecho, que abogaron por una Declaración que fuera verdaderamente universal.

Eleanor Roosevelt, ex primera dama de los Estados Unidos, fué la responsable del comité de redacción que escribió la Declaración Universal de Derechos Humanos, consiguió mantener unido al comité y guio su aprobación.

La política india Hansa Mehta logró cambiar el texto "Todos los hombres" a "Todos los seres humanos nacen libres e iguales".

La diplomática de la República Dominicana, Minerva Bernadino, fue fundamental al incluir "la igualdad entre hombres y mujeres" en el preámbulo de la Declaración.

La delegada de Pakistán, Begum Shaista Ikramllah, defendió el Artículo 16, sobre la igualdad de derechos en el matrimonio.

Bodil Begtrup, de Dinamarca, abogó a que la Declaración Universal se refiera a "toda persona", en contraposición a "todos los hombres".

La francesa Marie-Hélené Lefaucheux defendió la inclusión de la igualdad de género en el Artículo 2.

Evdokia Uralova, de Bielorrusia, abogó por la inclusión de "a igual salario por trabajo igual" en el Artículo 23.

La delegada de la India, Lakshimi Menon, luchó por la inclusión de la igualdad de género en todo el documento.

Otras mujeres que allanaron el camino, luchando por los derechos de la mujer en la redacción de la Carta de las Naciones Unidas en 1945 fueron: La brasileña Bertha Lutz, la australiana Jessie Street, Minerva Bernadino de la República Checa y Amelia C. de Castillo de León de México.

Sin las aportaciones de estas mujeres, la Declaración Universal de Derechos Humanos no sería el faro que guía a la igualdad y la libertad en la actualidad.

La Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos constituyen la base para la paz y la igualdad mundiales, y serían muy diferentes sin el trabajo de estas mujeres.

Porque, en definitiva, los Derechos Humanos comienzan en pequeños lugares, cerca de casa, en lugares próximos y pequeños, y en situaciones que nos conducen al deber de tomar una posición: defender los derechos de cualquier persona, de una persona refugiada o migrante, de una persona con discapacidad, de una mujer, un indígena, un menor, una persona LGTBI, o cualquier otra en riesgo de ser discriminada o sufrir un acto violento.

El ideal común expresado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos encuentra hoy su materialización a través de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la comunidad internacional en 2015. Esta agenda global que se pone como meta llegar a dichos objetivos en el año 2030, es el instrumento para el establecimiento del nuevo orden social e internacional de derechos y libertades, consagrado en la Declaración Universal.

El compromiso que suponen los Objetivos de Desarrollo Sostenible concierne a gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanía en todas partes, y debe servir de estímulo y guía constante en nuestras decisiones y acciones para la construcción de un mundo justo y equitativo. Para su cumplimiento es necesario que todas y todos asumamos las metas que encierran no solo como propias, sino también como prioritarias. La lucha contra el hambre y la pobreza extrema, la educación, la sanidad, la igualdad de género, el acceso al agua limpia, la defensa medioambiental, o la paz, son tareas intrínsecamente vinculadas a la defensa de los Derechos Humanos, y las carencias en esos y otros asuntos, son una barrera para el efectivo cumplimiento de aquellos. Los Derechos Humanos impulsan el progreso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y estos solo se pueden impulsar si avanzamos en la consecución de aquellos.

Los Derechos Humanos pertenecen por igual a cada persona y nos unen como una comunidad global. Y de cada uno depende que la observación de la dignidad de todas las personas en todos los lugares llegue a ser una realidad universal. Cada una de nosotras y nosotros puede hacer una diferencia.

Desde el Ayuntamiento y a través de la Concejalía de Cooperación trabajamos para poner en valor los Derechos Humanos, además de alertar y visualizar sobre las consecuencias de las migraciones causadas por la crisis climática, que estamos sufriendo, a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.

Para ello queremos hacer consciente a la ciudadanía de que la defensa de los Derechos Humanos y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible es una tarea que incumbe a todos y todas las personas y que con pequeños gestos particulares se pueden obtener grandes resultados y efectos globales.