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Ocho meses pidiendo trabajo en la Plaça de Baix

Un vecino de 61 años acude todas las mañana al centro de Elche con una pancarta en un triciclo solicitando ayuda para acceder a un empleo

El vecino Antonio Avi junto a la pancarta y el triciclo en la Plaça de Baix. Antonio Amorós

La Plaça de Baix de Elche tiene un residente fijo, aunque no empadronado en ella, desde hace ocho meses. Se trata de José Avi, un hombre que a los 61 años de edad se siente defraudado por la sociedad, al no conseguir encontrar un puesto de empleo que le permita vivir y cotizar los años que le faltan para poder jubilarse. El hartazgo de este vecino ha sido tal, que un día, hace ahora ocho meses, decidió coger un triciclo de su hijo, hacer una pancarta explicando su situación, y acudir todas las mañanas a la Plaça de Baix, con la esperanza de que alguien le ayude a encontrar un empleo. Sin embargo, reconoce él mismo, «los días pasan y nadie se ha fijado a mi problema. Me siento invisible para la sociedad».

José explica que al cumplir 61 años pidió cita en la Seguridad Social para informarse, «para intentar jubilarme, pero me dijeron que necesito cotizar cinco años más, ya que los treinta que tengo no son suficientes, por lo que no podré jubilarme hasta que cumpla 67 años y haya trabajado más».

Este vecino explica que «he trabajado desde que era un niño, y he hecho muchas cosas». José ha estado al frente de concesionarios de vehículos, ha trabajado en la hostelería, y durante quince años tuvo una empresa de calzado. Pero con la crisis todo se perdió y, dice, «ahora me veo con 61 años y cobrando una ayuda de 400 euros, que no me da para subsistir».

Por eso se decidió a ir todos los días a la Plaça de Baix, aunque él mismo diga que no le gusta nada verse allí. José Avi afirma que «soy totalmente consciente de que lo que hago no gusta a la gente, y a mi tampoco me gusta estar en la Plaça de Baix con la pancarta y el triciclo, que da pena, pero veo que no que quedan más alternativas, que pedir ayuda de esta forma». Sin embargo, lo que más pena le produce a este hombre, según confiesa, es que «nadie se preocupa por hablar con el que pone la pancarta todos los días».

En este sentido, el hombre asegura que «lo único que he conseguido en ocho meses es que el Ayuntamiento, donde he presentado varios escritos pidiendo ayuda, me considere un indigente y me digan que vaya a pedir ayuda y comida a los centros sociales». Pero, insiste José, «yo no quiero caridad, quiero que me ayuden a encontrar un puesto de trabajo, para vivir, poder completar mi cotización y jubilarme, pero veo que con 61 años nadie quiere ayudarme».

Balance

A la hora de recordar el tiempo que lleva en la Plaça de Baix, este vecino dice que «llevo ocho meses viendo como todos vienen a la plaza a quejarse de sus cosas y a reivindicar otras, pero a mí nadie me mira, es como si no existiese. Hubo un día que me dirigí a unos políticos, pero éstos me dieron la espalda y se marcharon, como si no existiese».

José vive en la actualidad en una vivienda de sus hijos, y asegura que dejó de ir a las empresas a buscar trabajo porque «cuando me ven llegar con 61 años, pese a toda la experiencia que tengo, me descartan automáticamente. Nadie quiere a un hombre con más de 60 años en su empresa». Así y todo, el hombre asegura que «me ofrezco a trabajar en lo que sea, pero nadie quiere a un hombre mayor. He hecho cuarenta clases diferentes de currículum pero no me han servido para nada».

Y así siguen pasando los días y los meses en la Plaça de Baix, de una forma silenciosa, pero visible. Llegados a este punto el vecino dice que «no tengo intención de dejar de venir, aunque no me guste lo que estoy haciendo, como tampoco me gusta que el alcalde no conteste a ninguna de las cartas que le he enviado durante todo este tiempo».

Un largo periodo de tiempo en el que confiesa que «la sociedad en general me ha hecho sentirme muy solo, ya que ves como te quedas sin amigos, porque cobrando 430 euros no puedes hacer nada, ni salir a la calle». Por este motivo, asegura que «me quedan cinco años para jubilarme y estaré pidiendo trabajo hasta que lo encuentre, me jubile o me pase una fatalidad».

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