El Ayuntamiento de Elche tiene bien identificados cuáles son los problemas actuales que principalmente afectan o atañen al pequeño comercio. Y no solo en la ciudad, sino también en las pedanías. Así por ejemplo, considera que, en general, el modelo de gestión empresarial es inadecuado, ineficiente, no competitivo y no rentable, y que, además, presenta poca capacidad para afrontar esos cambios que se están manifestando en el entorno de la actividad comercial minorista. Pero es que también entiende que la ausencia de visión, estrategia y orientación en una parte de los titulares de negocios relacionados con la actividad comercial minorista es otro de los grandes problemas, sin dejar de lado «unos bajos niveles formativos básicos para dirigir empresas y gestionar el cambio en un entorno sectorial muy cambiante».

Así se refleja al menos en el documento «Estrategia de Desarrollo de la Actividad Comercial Minorista de Elche 2019-2021», que el Ayuntamiento de Elche dio a conocer en abril y que a lo largo de 160 páginas llega a enumerar hasta 57 problemas principales, englobados en diez grupos.

«El grado insuficiente de cooperación empresarial y de asociacionismo limita la visibilidad de los problemas comunes sectoriales, la defensa de los temas clave y el poder de representación ante las Administraciones Públicas competentes» es otra de las cuestiones que se ponen encima de la mesa, junto con el inevitable aviso por el desarrollo del comercio electrónico, que está incrementando notablemente las ventas online y restando volumen de negocio a las formas de comercio tradicional, en especial al pequeño comercio.

Poco uso

En el documento del Ayuntamiento también se remarca que las nuevas tecnologías a la actividad comercial minorista tienen poco uso y no son consideradas como una solución para ganar en calidad de servicio, productividad, competitividad y rentabilidad.

Por si esto fuera poco, y por si alguien no era consciente de ello, «el modelo de tienda física (offline) está en crisis y en proceso de transformación en un contexto comercial online», indican.

Otro punto que se ha detectado como crítico es la falta de conciencia de que la actividad comercial minorista no sólo está integrada por pequeños comercios, sino que incluye también otros formatos comerciales, así como una gran cantidad de servicios que también dinamizan la economía y la vida social de la ciudad.

«La no consideración de Elche como un municipio policéntrico con una gran diversidad de barrios y pedanías de carácter rural, residencial y turístico, con una actividad comercial propia y distintiva, condiciona su falta de vertebración y cohesión económica, social y territorial», se asegura también en el informe.

El documento también incluye cierta autocrítica, al apuntar que la inversión en la mejora de los espacios públicos de los barrios y pedanías, a través del urbanismo comercial, ha disminuido en los últimos años como consecuencia de las limitaciones presupuestarias de las administraciones públicas competentes, en concreto la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Elche.

Por último, se llega a considerar como un problema que la imagen de Elche está más vinculada a una ciudad industrial que a una ciudad comercial y de servicios.

«Personalidad individualista»

Estos serían, en grandes bloques, las debilidades de la actividad comercial minorista en Elche. Pero, más en detalle, se concretan aspectos haciendo, por ejemplo, referencia a la «personalidad individualista» de muchos vendedores, lo que impide conseguir la cooperación en el sector y dificulta la unidad empresarial. O también al hecho de que la falta de recursos y medios de estos pequeños negocios limitan su capacidad económica para adaptarse a los cambios y ser competitivos.

Ofrecer nuevos servicios, la obligatoria revisión de los horarios comerciales y de las temporadas, apostar por el consumo responsable, contar con alquileres de locales más económicos o facilitar la accesibilidad y el aparcamiento son otras de las cuestiones que se incluyen en este documento, que sirve también como hoja de ruta y que va más allá de una mirada sobre las tiendas y pequeños negocios del casco urbano.

Así por ejemplo, también se incluyen recomendaciones para mercadillos y mercados municipales. En concreto, para los primeros, se aconseja que mejoren para proporcionar imagen de «calidad y seguridad, convirtiéndose en atractivos para captar visitantes y compradores». Y con respecto a los segundos, las instalaciones de los mercados municipales tienen que, lógicamente, adaptarse a los nuevos tiempos, «con un formato más atractivo para las personas consumidoras», sin olvidarse de que tiene que llegar «la solución definitiva a la situación del Mercado Central, para convertirlo en un verdadero motor comercial de la zona centro de Elche».

Según los últimos datos dados a conocer por el Ayuntamiento, a 1 de enero de 2017 había en Elche un total de 16.541 empresas, de las cuales 6.615 estaban vinculadas al comercio, transporte y hostelería. Esto significa que aproximadamente el 40% de la actividad económica está relacionada con el sector comercial y la hostelería.

En cuanto al mercado de trabajo, en el año 2016, del total de 77.291 trabajadores afiliados a l Seguridad Social, el comercio minorista ilicitano empleaba a 11.638 personas, lo que viene a representar un 15% aproximadamente del total, cantidad superada sólo por la industria manufacturera.

Estos datos, aunque poco actualizados, sí permiten en cualquier caso reconocer la importancia que tiene el comercio en cualquier ciudad, en este caso, en Elche.