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Un río castigado por los vertidos

Margalló alerta de la invasión de toallitas, escombros, especies exóticas y ocupaciones ilegales en la zona sur del Vinalopó

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El Vinalopó, en Elche, invadido por toallitas y escombros

Degradación e incivismo en estado puro. Es lo que se encontraron este domingo los integrantes de Margalló-Ecologistes en Acció en una de sus rutas conocidas como «los Pasos del Agua» en la que recorrieron una parte del trazado sur del río, la comprendida entre el puente de Barrachina y el assut de l'Argamassa. La pasada semana, tras finalizar otra expedición, ya denunciaron suciedad en el río a su paso por el barrio Patilla y, al poco tiempo, el Ayuntamiento ordenó una limpieza.

Acumulación de basura, vertidos incontrolados, ocupación ilegal del dominio público, uso indebido del espacio y proliferación exagerada de plantas exóticas son algunos de los impactos que aseguran haber encontrado los ecologistas hace escasos tres días y así lo demuestra el reportaje fotográfico que realizaron.

Los problemas comienzan, según el colectivo, nada más iniciarse el recorrido. Las toallitas invaden la vegetación de los siguientes dos o tres kilómetros, alcanzado cotas por encima del metro en los troncos de los tarays cercanos al agua. Pronto, Margalló percibió otro inconveniente. El tarayal con manchas de carrizo propio de la zona se encuentra «salpicado, cuando no engullido, por bosquetes de higueras del diablo, palos verdes, gandules, falsas pimientas y otras especies exóticas, que han colonizado a sus anchas el espacio compitiendo con la vegetación autóctona y sustituyéndola en muchas ocasiones», lamenta la asociación.

A partir del cruce con la vereda de Crevillent, con el ensanchamiento del cauce, los ecologistas detectaron una retahíla de vertidos de todo tipo que hace su aparición: neumáticos, electrodomésticos desmontados, escombros, restos de poda... todos depositados furtivamente en las cunetas de los caminos o lanzados al cauce, acabando algunos de ellos en el mismo río.

Los ecologistas temen que aunque una parte de estos desechos pueda ser limpiada, la mayoría acaben tapados por nuevos vertidos, «fosilizándose» con el paso del tiempo o siendo arrastrados por alguna crecida del río hasta, quién sabe, acabar en el mar.

Para Margalló, el estado del Vinalopó es «inaceptable» y más tendiendo en cuenta que Elche es una ciudad que se postula como referente en medio ambiente. Además de los vertidos y las especies exóticas hay otro asunto que preocupa a este colectivo: el expolio de terreno público, con fincas «sospechosamente ensanchadas hasta la misma ribera del río, vallados claramente invadiendo el cauce y construcciones ilegales por doquier». Responsabilizan de ello a la dejadez y permisividad urbanística de las administraciones competentes (local, autonómica y estatal).

Y aseguran que esta realidad ya ha sido advertida por grupos ecologistas y otras instituciones para evitar «catastróficas consecuencias».

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