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Todo «por la cara»

Los datos biométricos, que permiten fichar en el trabajo, pasar los controles del aeropuerto o pagar el autobús solo con nuestro rostro, también son información personal y cuentan con unas garantías especiales

Todo «por la cara»

Pagar el autobús solo con tu cara o pasar los controles de seguridad del aeropuerto empleando solo tu rostro. Todo esto y mucho más ya es real y, antes o después, llegará a ser algo común. Y será así porque, recalcan los expertos, es divertido y cómodo. Y además las organizaciones públicas y privadas consiguen con ello más información sobre nosotros, más allá de la que ya tienen de nuestro móvil, nuestras redes sociales o de nuestra navegación en el ordenador.

Y ello será posible gracias a los datos biométricos: aquellos datos personales obtenidos a partir de un tratamiento técnico específico, relativos a las características físicas, fisiológicas o conductuales de una persona física que permitan o confirmen la identificación única de dicha persona, como por ejemplo imágenes faciales o datos dactiloscópicos.

De este tipo de datos y del resto de carácter personal se habló precisamente ayer en el campus de Elche en la I Jornada de Protección de Datos de la Universidad Miguel Hernández, que buscaba conocer los retos jurídicos en el ámbito de protección de datos tras 16 meses de implementarse el Reglamento Europeo; poner en común de forma práctica problemas y soluciones a casos concretos en organizaciones en el cumplimiento de la normativa; así como conocer las implicaciones de las funciones de la persona delegada de protección de datos en una organización.

«El delegado de Protección de Datos no creo que sea un puesto de moda. Ha venido para quedarse», afirmaba ayer Esther Botella, experta en este campo y precisamente la delegada en este ámbito de la UMH. «La protección de datos no es algo contra lo que luchar, sino un proceso que se ha de integrar», añadía durante su intervención en el edificio Quórum I ante decenas de personas, muchas de ellas sorprendidas por la trascendencia e implicaciones de cesión y gestión de nuestros datos.

Para Jorge Morell, otro de los expertos que ayer participaron en esta jornada, todavía queda mucho trabajo por hacer en este campo. «Tenemos mucho margen de mejora, tanto los ciudadanos, que tenemos muchos derechos que podemos ejercer y no somos conscientes de ello, como las instituciones, que son un poco, en ocasiones, demasiado alegres en el uso de información personal, y también como los propios ciudadanos no nos ponemos firmes... Cada vez hay más información personal nuestra en distribución, por lo que es importante ponerse las pilas», señaló.

Una multa de 204 millones de euros a British Airways y de 110 millones a Hoteles Marriots planean hoy como propuestas de sanción, por no saber proteger bien los datos de sus clientes, fueron algunos de los ejemplos que puso Javier Sempere, letrado del Consejo General del Poder Judicial y jefe de Área en el Centro de Documentación Judicial (CENDOJ), quien realizó un recorrido sobre las resoluciones sancionadoras que se han aplicado desde que entró en vigor la nueva ley, la mayor parte dictadas por la Agencia Española de Protección de Datos, pero también por parte de autoridades de otros países europeos. En España la mayor multa se impuso a la Liga de Fútbol Profesional: 250.000 euros.

«En muchos casos el problema se puede solventar de forma sencilla. Es importante realizar una labor preventiva. No es ya tanto de cumplir, sino tener en cuenta que al final los datos no dejan de ser un elemento propio del negocio», aconseja Sempere a los empresarios.

En Barcelona ya hay un restaurante que pagas con el rostro. En Madrid se están haciendo pruebas piloto para pagar el bus del mismo modo. En Badalona hay reconocimiento facial para identificar a los alumnos. La preocupación por los datos solo acaba de empezar.

Jorge Morell Ramos: «Si no hay consciencia seguiremos cediendo nuestra privacidad a cambio de comodidad»

Especialista en Derecho de Internet

¿Qué importancia tienen los datos biométricos?

Los datos biométricos se están extendiendo y se están haciendo muy comunes en el día a día. Datos biométricos es aquella información que identifica de forma muy clara e inequívoca a una persona. Por ejemplo, su cara, su huella o su voz, la palma de la mano, cómo escribe o el tamaño de la oreja. Es información que parte de nuestro cuerpo, cada vez surge más información de nuestro cuerpo y nuestra conducta y la ley debe tener en cuenta esto. El dato biométrico sigue siendo un dato personal y debe tener una protección especial. En ámbitos como el laboral o el escolar, para saber quién está en clase, se utilizan mucho y en estos casos el consentimiento es condicionado. Por ejemplo, en tu empleo si te dicen que aquí para fichar en el trabajo tienes que dar tu huella y tú te niegas es posible que te despidan. Si consiento, ese tratamiento está condicionado. En el aula el alumno también está sometido a una relación de jerarquía frente a su profesor, a que apruebe una asignatura, y esto ha llevado a las primeras sanciones en Suecia y a que estén adoptando medidas para controlar de otro modo la presencialidad.

¿Y qué alternativas hay?

Si adoptan un sistema como la huella es porque no hay otro método más proporcional, como por ejemplo un pin o una tarjeta. La huella, para fichar en el trabajo, es difícil que aguante el juicio de legalidad. Pero si estás en un entorno de investigación y solo determinadas personas pueden entrar o para un edificio se tiene que saber a ciencia cierta que eres tú y no otro, ahí en principio no habría cuestionamiento legal. Si la organización justifica que no hay otro método para controlar quién es quién, entonces no hay problema. La pregunta es: ¿Es ésta la única forma que existe para que me controles?

¿Los centros que apuestan por poner cámaras de videovigilancia pueden tener problemas añadidos?

Puedes hacerlo hasta cierto punto si argumentas que tienes un interés legítimo, público, para controlar o garantizar la seguridad de los estudiantes, del profesorado. Pero luego hay que ver qué haces con esa información, cómo informas de ello. Por ejemplo, en Suecia utilizaron caras de las cámaras de videovigilancia para crear un sistema de reconocimiento facial. No habían informado adecuadamente del sistema de videovigilancia y tuvieron un problema. Por tanto, no simplemente se trata de instalar una cámara porque a uno le hace ilusión, sino que hay que tener cuidado con lo que pueda pasar.

¿Llegaremos al extremo de lo que hemos visto en películas?

Yo creo que sí, a películas como Blade Runner o Minority Report porque a la gente le parece muy divertido ir al aeropuerto y poder pasar los controles de seguridad solo con la cara, y además es muy cómodo. Y las empresas se van a aprovechar de esa comodidad para recabar datos y porque además facilita la identificación de la persona. Si no somos conscientes vamos a seguir cediendo privacidad a cambio de comodidad, que llevamos ya unos cuantos años haciéndolo.

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