Margalló-Ecologistes en Acció y Volem Palmerar han remitido esta mañana sendos escritos al concejal de Mantenimiento y Espacio Público y al coordinador del Área de Vía Pública solicitando el cese de la utilización del glifosato por parte de los servicios municipales de mantenimiento y parques y jardines. La solicitud se presenta tras constatar desde estos colectivos la intensificación en los últimos días de los tratamientos con este herbicida en el entorno de colegios, huertos de palmeras y espacios ajardinados junto a viales, aceras y viviendas, según han señalado en un comunicado.

Desde el Ayuntamiento, el edil del área, Héctor Díez, ha asegurado que el glifosato se utiliza de manera puntual, ya que no está prohibido y en zonas muy concretas, donde no hay más opción para retirar las "malas hierbas". Asimismo, el concejal ha apuntado que hay un comité fitosanitario evalúa cada actuación y supervisa los tratamientos, además de avisar con carteles y acordonar la zona. Como ejemplo, el glifosato se está utilizando para eliminar los matorrales en las acequias de riego del Palmeral y en puntos donde reiteradamente se desbroza y crece la vegetación. Héctor Díez ha asegurado, además, que en el interior de los huertos municipales se "labra" y ha negado que se utilice el glifosato.

Desde los colectivos mencionados denuncian la "escasa sensibilidad por parte de los responsables de las áreas mencionadas al perseverar en el uso del glifosato en espacios públicos, máxime cuando son cada vez más las voces que reclaman una prohibición total del mismo". Han recordado que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificó el 2015 el glifosato como probablemente carcinogénico para los humanos y que recientes estudios apuntan que puede ser también nocivo para las abejas.

Por ello, la prórroga a este producto en la Unión Europea hasta 2022 ha levantado una gran polémica, por las presiones y supuesta manipulación a políticos ejercida por parte de las multinacionales del sector de los plaguicidas. Aún así, cada vez más países se plantean su prohibición inmediata en base a estudios científicos que alertan de su peligrosidad y en nuestro país son cada vez más localidades las que han renunciado a su uso, entre ellas Madrid, Barcelona o Zaragoza.

En opinión de Susi Gómez, de Volem Palmerar, "es necesario un cambio profundo en la gestión de nuestras zonas verdes, incluyendo en ellos a nuestro palmeral. Ese cambio incluye, entre otras cosas, el abandono de las prácticas agrícolas que empobrecen dichos espacios, entre ellas el uso de herbicidas. Las mal llamadas "malas hierbas" cumplen un cometido fundamental en la mejora de los suelos y de calidad del aire y en el aumento de la biodiversidad , y estas importantes funciones hay que ser capaces de transmitírselas a la población en general".

Para Jeroni Rico, del Margalló, "la política de recortes y la escasez de plantilla en el área de parques y jardines puede tener que ver con la decisión de mantener el uso del glifosato. En vez de seguir recurriendo a alternativas como el desbroce o la aplicación de sustancias químicas menos nocivas, se utiliza el glifosato por la facilidad de su aplicación y su persistencia en el terreno. Se priman así intereses económicos en detrimento de la salud de las personas, algo

totalmente inaceptable".

Ambos colectivos han señalado en un comunicado que "la situación nos retrotrae a años atrás, cuando solicitamos sin éxito el cese en nuestra localidad de tratamientos con sustancias como el imidacloprid, el tiametoxan o el clorpirifós. A día de hoy, esas sustancias están prohibidas por su nocividad, la incompetencia de los responsables municipales de aquel momento nos abocó a todos los ilicitanos a estar expuestos durante años a todas ellas".