Uno. Hoy a las 21 horas, en la sala Gran Teatro cae el decorado de la 24 edición de la mostra de teatre Dama d'Elx y las puertas de su 25 jubileo me vulnero en mi memoria: el sábado día 21 de septiembre de 1996 en el patio de Armas del Palacio de Altamira de nuestra urbe la mostra de teatre jove Dama d'Elx alzaba, a modo alegórico, el telón por vez primera. La agrupación dramática profesional La Tarumba Teatre escenificó en la noche del comienzo su espectáculo «C'est la vie». Indagaciones dispares: aquella inaugural programación la conformaban 6 colectivos teatrales amateurs locales, en el día de hoy tan solo N.S.M., Óscar Martín y SaharaTeatre; asociaciones estas dos últimas cuya raíz son los centros educativos: IES Carrús e IES Sixto Marco respectivamente perduran. En el programa de mano discernía Antonio Vicente Chinchilla, en aquel entonces persona concerniente a la comisión cultural del consejo de la juventud de Elche, con estas razones escritas sobre la tesis en la causa de ser de la 1ª mostra: «? un encuentro de grupos de jóvenes que comparten una pasión en común; un lugar donde compartir experiencias que sirva para 'mostrar' el teatro que se hace y cómo se hace en Elche. Una muestra que sirva de escaparate de todos aquellos trabajos que con tanto esfuerzo e ilusión se preparan por parte de los diversos grupos de teatro jóvenes y amateurs en nuestra ciudad (...) que con el paso del tiempo esperamos afianzar y perfeccionar...». El próximo año se consuman 25 años de vida de la mostra: consolidada que no excelsa.

Dos. Criterios versus opiniones: el viernes día 1 de octubre de 1999 Juan Alberti en una tribuna de opinión en este mismo periódico Información, reflexionaba esto: «? no debe bastar con una cita anual (era la 4 edición), en la que se representa un montaje para salir del paso, no tener unos objetivos a lograr, unos referentes con los que contrastar si las metas se cumplen?, si los grupos evolución en la mejor preparación actoral (modulación y proyección vocal, gesto, intencionalidad, movimiento?), en el ritmo del espectáculo, la escenografía (el por qué y para qué), el diseño de iluminación y vestuario, pero lo que parece más importante, es la motivación por la cual se elige un determinado texto y qué es lo que se quiere trasmitir al público». El sábado día 26 de septiembre de 2009 en una tribuna de opinión en este mismo diario, consideraba yo esto: «? tener la sala Gran Teatro abierta durante 2 semanas para que nuestros familiares, amigos y demás asistan a contemplar nuestras producciones, las aplaudan, nos den palmaditas en la espalda y nos digan lo estupendamente que lo hacemos, pues punto y final. Si deseamos que nuestras propuestas escénicas carezcan de rigor teatral en cualesquiera de sus aspectos. Punto y final». Casi 25 años después ambas consideraciones, recrudecidas en su transcurrir edición tras edición, continúan de contemporánea actualidad.

Tres. Esperanza. Y 24 años no son nada? a mí la mostra dejó de sugestionarme tiempo a... Me aburre tontamente. Pero soy de los que ni están ni se le esperan. Lógico. Soy de los que cree que hay que aclarar de dónde se viene para poder saber hacia dónde se va o se quiere ir, la veteranía es un escalón, ignoro si para elevarse o para descender. Ahora bien, no seré yo quien desmerezca, ni por indigencia ni por tesis dispares la tarea que desarrolla La Plataforma de Teatro a la que nunca jamás he pertenecido por desmotivación perezosa. Mis objeciones versan en que la mostra hace tiempo se representa tan solo a ella misma, o mejor dicho a los grupos que conforman la asociación amateur en la que se refugian llamada: plataforma y que no es representativa del otro teatro que está aconteciendo en la ciudad. Acabo con una consideración, algunas/ os le/a recordaran, del incógnito sujeto LenguaBifída: «? el problema es fundamentalmente de base, falta formación, trasvase de conocimientos, ausencia de toda inquietud más allá que la de verse aplaudido por un público que de todos modos ya está entregado desde el principio. Así es muy difícil». Y así nos va?