La pedanía ilicitana de El Altet urge de más atenciones para mejorar el día a día de sus residentes. Desde una comunicación más segura con otras partidas como Arenales hasta un mejor despliegue en instalaciones municipales y zonas verdes. Uno de los aspectos que más echan en falta los residentes son las zonas de ocio. En este sentido, el Ayuntamiento tiene previsto rehabilitar las antiguas escuelas municipales y el edificio que en la década de los ochenta fue ocupado como vivienda para maestros.

La misión con esta inversión, prevista para este mandato, será implantar más talleres de toda índole, sobre todo culturales. Uno de estos edificios está inutilizado por el deterioro del inmueble y el otro sólo tiene operativa la primera planta. Según José Manuel Meseguer, representante pedáneo de El Altet, con la modernización de estos edificios y el de la cooperativa, cedido al Consistorio, y también pendiente de rehabilitar, se cubrirán más necesidades de la pedanía, ya que, por ejemplo, se podría plantear una reubicación del centro juvenil en el primer edificio para centralizarlo más, ya que las actuales dependencias juveniles tienen poca actividad.

En la actualidad El Altet cuenta con 5.645 residentes censados, 200 más que en 2017, según el padrón municipal de 2018. Estas cifras casi duplican a las de hace dos décadas y según Meseguer, que se implanten más comodidades facilita que los residentes se empadronen en la pedanía, aunque reconoce, también, que podría haber una población flotante de unos 1.000 habitantes que no constan en los censos, un número de utilidad de cara a la Administración para que aumenten los servicios.

En cuanto a la vía pública, el aumento de población evidencia que la pedanía se queda corta para el esparcimiento, ya que apenas se contabilizan dos parques. La Plaza Mayor es la más icónica donde se enclavan las oficinas municipales y el parque Rafael Bonmatí es el pulmón verde, pero más allá de ambos espacios apenas hay sectores habilitados para el disfrute al aire libre. Los residentes proponen que descampados y zonas inutilizadas se empleen en un futuro para este fin, como la parcela ubicada frente al colegio Rodolfo Tomás Samper y entre el pabellón deportivo, un sector paralizado desde hace décadas sin desarrollarse por pleitos, según fuentes municipales.

En materia de comunicaciones, la eterna reivindicación está en el transporte público, ya que los vecinos lamentan que sigue siendo más complejo conectar con Elche antes que con Alicante. Les gustaría que se culminase también el carril bici que bordea por el aeropuerto. Por otro lado, residentes de la zona rural próxima al camino de Arenales también reivindican que se amplie el ancho de la calzada porque hay un tramo de la carretera que no tiene arcén en uno de los laterales, y la presión de tráfico se dispara en temporadas como el verano, por lo que consideran que es peligroso. Esta es una demanda de la que tiene constancia el actual pedáneo, Meseguer, que también ha expuesto el problema en el Consistorio, al igual que también insiste en que trabajará para que el centro de salud cuente con asistencia sanitaria 24 horas fuera de la temporada estival con la implementación de un Punto de Atención Sanitaria (PAS).

En cuanto a instalaciones deportivas, los jóvenes urgen que se arregle la pista de tenis después de que se desprendiera el vallado o que se ponga freno a las goteras y acumulación de agua cada vez que llueve en la pista cubierta de fútbol del pabellón, que termina encharcada.