La comparsa decana de las fiestas de Moros y Cristianos de Elche, Almorávides, fue la encargada de protagonizar anoche el espectacular boato de la Entrada Mora, un desfile que en su guión recurrió al mundo onírico, unos sueños de sultán que coqueteaban con el poder musulmán, la riqueza, las estrellas, la luna y la cruz. Estos fueron los ingredientes para confeccionar una espectacular entrada, repleta de danza, percusión y ritmo, que permitió que miles de personas vibraran a su paso por las principales calles y plazas del centro de la ciudad ilicitana.

Los sonidos llegados de oriente acompañaron a la puesta en escena del bando de la media luna. También hubo sorpresas que contribuyeron a emocionar al público en un boato que contó con Jorge García Sánchez como Capitán Moro, acompañado por su mujer e hija como Sultana Abanderada y Sultana Infantil. El resto de las agrupaciones del bando moro completaron un desfile en el que la participación superó el millar de personas, demostrando una vez más la buena salud con la que cuentan las celebraciones de Moros y Cristianos en Elche.

El boato El sueño del sultán quiso transmitir anoche los sentimientos que tiene un capitán hacia su comparsa y trasladó a todos los presentes, en un salto en el tiempo, hasta el año 1224, cuando el rey moro Muhammad ibn Hub soñaba mientras paseaba entre palmeras. El humo, de colores amarillo, azul, rojo y verde, señaló el inicio del sueño. El sonido atronador e imponente de los tambores marcaba el inicio de la entrada triunfal de las tropas moras en la ciudad de Elche. Esta parte del boato dio paso a su segunda fase, en la que el protagonismo recayó en valerosas mujeres árabes.

El relato sirvió de hilo conductor para trasladar al público a épocas de esplendor y prosperidad del imperio musulmán, con la música presente en todo momento e, incluso, con la participación de animales, como camellos y caballos, que llamaron poderosamente la atención de los espectadores que se concentraron en las primeras filas para seguir lo más cerca posible el boato. Los números musicales, los bailes y las representaciones teatrales hicieron el resto.

Tras los sueños de poder y riqueza de las dos primeras partes del desfile, la tercera tuvo un carácter más intimista, en la que el incienso evocó a las estrellas como símbolo de los seres queridos que ya no están presentes y a los que anoche se les hizo un particular homenaje. Este tramo contó con una carroza conmemorativa en su núcleo. También estuvo presente como invitada la comparsa Beduinos de Crevillent y la Unión Musical de Hondón de las Nieves acompañó con la marcha Al-Hakem.

El último de los sueños del sultán arrancó con el espectáculo Kadesh a cargo del grupo de ballet Máster de Ontinyent. Una oración en arameo dio paso al baile de los derviches, encargados de conectar el cielo con la tierra a través de sus giros y círculos. Dos camellos anunciaron uno de los momentos más esperados de la noche, la llegada de la escuadra del Capitán Moro, acompañado por su mujer e hija. El humo, presente en todo el boato, marcó el fin de la sucesión de sueños.

La espectacularidad de la Entrada Mora puso anoche el broche de oro a la trilogía de los Moros y Cristianos, que ha llegado a buen puerto con el Alardo y la Embajada, y que hoy dará paso a la ofrenda de la asociación.