Los Moros y Cristianos salieron a la calle por última vez ayer para cerrar un nuevo capítulo en la historia de las fiestas ilicitanas. Fue su puesta en escena más solemne, tras días de hacer vibrar al público con sus marchas y arcabuces, era el momento de hacer su tradicional la ofrenda a la Patrona de Elche, la Virgen de la Asunción.

Desde San Juan a la Basílica de Santa María marcharon las comparsas del bando de la cruz y de la media luna con sus trajes tradicionales y ramos de flores portadas por las festeras. El abanderado, el rey Jaime I, los embajadores y detrás los vocales de la junta de la Asociación de Moros y Cristianos ocuparon los primeros puestos del desfile. Le siguieron el presidente y la imagen de la Maredéu fue portada, como es tradicional, por los cargos honoríficos.

El presidente y los capitanes moros y cristianos cerraron el emotivo desfile que tuvo como broche de oro la entrega de las flores a la Patrona, ya en el templo del Misteri.