La comparsa Estudiantes ofreció ayer un espectacular boato que sirvió para recrear la trasformación que vivió la ciudad tras la Reconquista, momento en el que comenzaron a forjarse lo que hoy en día continúan siendo monumentos y enclaves característicos de la ciudad tras la Reconquista, momento en el que comenzaron a forjarse lo que hoy en día continúan siendo monumentos y enclaves característicos de la ciudad y que forman parte de la historia de Elche. La Entrada Cristiana sirvió para que la comparsa mostrara una vez más su buen hacer en las celebraciones de Moros y Cristianos con un espectáculo que encandiló al público por las sólidas raíces ilicitanas en prácticamente todas las coreografías, desfiles, y números que se sucedieron a lo largo de todo el recorrido, desde Reina Victoria hasta Puente Ortices, como es habitual. Números de baile, fuego y música despertaron los mayores aplausos del público. Sorprendió también la amplia presencia de animales, que generó tanto aplausos como algunas críticas.

El evento trasladó anoche a las miles de personas que se aglutinaron para disfrutar del boato hasta el siglo XII, cuando Ils, como así se conocía a la ciudad bajo el imperio musulmán de entonces, rompía la armonía de un día normal de mercado con el ataque de las tropas cristianas, dando inicio a la Reconquista, que terminó al recuperar el mando de la ciudad para incorporarla al Reino de Castilla. Comerciantes, cómicos y saltimbanquis fueron arrasados por los ejércitos cristianos, en un inicio del boato muy vinculado ya al capitán cristiano, Rubén Fernández, pues los parroquianos de la posada que se pudo ver en la representación eran los integrantes de la filà Almossars (Sarracenos), formada por grandes amigos suyos.

Como podía ser de otra manera, y haciendo honor a su nombre, los estudiantes estuvieron muy presentes en este boato. Tras la Reconquista, las calles comenzaron a llenarse de ellos. La carroza de la Universidad no podía faltar en este punto, con veteranos miembros de la comparsa, entre los que se encuentran numerosos docentes de profesión, y que representan a los profesores que instruyen a las bailarinas estudiantes, que realizaron espectaculares coreografías con sus libros, creadas especialmente para la ocasión.

Uno de los momentos más aplaudidos fue la impactante entrada de la abanderada de la comparsa, Mariloli Lucena, que irrumpió en una gran carroza acompañada por sus hijos y su guardia de honor. A partir de este momento, la historia ilicitana cobró vida con los primeros pasos de la reconstrucción de la Basílica de Santa María, que comenzó a contruirse en 1265 tras la Reconquista. Desde el carro con piedras de la cantera de Ferriol, utilizado originalmente para la construcción del templo, hasta la recreación de la portalada, las campanas y las vidrieras con escenas clave del Misteri cobraron vida.

Homenaje

Los estudiantes también quisieron en este punto rendir un homenaje al presidente de los belenistas, Víctor Sánchez, recientemente fallecido, y que fue autor de los bocetos de la cúpula de Santa María presente en el boato. Así, la carroza de los maestros constructores estaba formada por miembros de esta asociación.

Todo esto dio paso, al final, al momento más ansiado. La gran entrada triunfal del capitán sobre una majestuosa carroza, escoltados por 12 estudiantes a caballo que hizo estallar al público, entre aplausos. Su filà Barbacoa estuvo acompañándolo, al igual que sus hijos. Como escolta de honor, la filà Maromos cerró el boato, con la carroza infantil, que puso así a un gran espectáculo.