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Catorce años veraneando en el limbo

Un total de 144 viviendas de una urbanización de La Marina llevan desde 2005 con agua de obra por la imposibilidad legal de obtener la cédula de habitabilidad

Dos vecinos residentes en la urbanización hablan sobre los problemas que tienen para que les den el agua. Matías Segarra

Hace catorce años un buen número de personas se lanzó a comprar viviendas en la zona de costa para invertir y para tener una segunda residencia. Era la época de apostar por el ladrillo y las grandes urbanizaciones estaban de moda. Este factor atrajo a muchas personas a interesarse por un complejo de chalés y apartamentos que se empezaron a construir en La Marina, en el MR-9, donde, sin embargo, la historia se empezó a torcer con la llegada de la crisis, y así sigue para más de un centenar de vecinos que, por deficiencias en la construcción, viven con agua de obra.

Se trata de los 144 propietarios de los pisos de los tres bloques que completaron el complejo. Si hace unos años todos los propietarios de esta urbanización, conocida como la de El Pinet, se quejaban de que seguían con luz y agua de obra, en la actualidad el problema persiste, pero solo para los dueños de los apartamentos de los tres bloques del MR-9.

El problema en la zona se solucionó en parte en 2014 cuando el Ayuntamiento, entonces gobernado por el PP, accedió a recepcionar de forma provisional la urbanización de la zona, posibilitando que los propietarios de los chalés diesen por concluidos los días en los que tuvieron que abastecerse con cubas y luz de obra, según explicaron representantes de los vecinos.

Sin embargo, el problema persiste para 144 propietarios, los que optaron por un piso de alguno de los tres edificios. Para estos residentes, muchos de ellos viven en la zona, pese a los inconvenientes, desde hace 14 años, la situación no ha mejorado nada hasta la fecha y siguen compartiendo tres tomas de agua.

El problema, que les impide dejar atrás esta situación, lo tienen debajo de sus casas, en el garaje, que la promotora dejó sin acabar antes de quebrar, y entrar en concurso de acreedores. En este factor se ampara el Ayuntamiento de Elche, para no conceder a los vecinos de los pisos la cédula de habitabilidad que necesitan para dar de alta el contrato del contador con Aigües d'Elx.

Los dueños defienden que «el garaje no tiene nada que ver con las viviendas, ya que son funcional y jurídicamente independientes», pero la administración local entiende que el edificio no está acabado, y que así no puede vivir nadie en él.

Al final el tema ha llegado hasta el juzgado, donde los propietarios han presentado una demanda contra el Ayuntamiento, para intentar que la justicia medie en este asunto, y ponga fin a una batalla administrativa que llevan a sus espaldas desde hace muchos años.

«El Ayuntamiento no nos comunica la denegación de la cédula, pero nos informa que no puede darla hasta que la obra del garaje esté acabada», explicaban en la zona, donde añaden que «el tema es que muy pocos dueños de viviendas tienen garaje, por lo que la mayoría solo somos propietarios de viviendas, y entendemos que no tenemos que asumir el coste de una obra de una propiedad que no es nuestra».

«Tenemos viviendas que son totalmente independientes del garaje, pero no nos dan la cédula de habitabilidad por deficiencias en el garaje, cuando nosotros no tenemos nada que ver con el garaje, que es de otros propietarios», apunta un vecino, que se refiere a que gran parte del garaje fue adquirido por inversores que se hicieron con él cuando salió a subasta, y con los que no tienen, según indicaron, «ningún tipo de relación».

A la desesperada

A la desesperadaLa situación ha llegado a tal extremo que incluso se han planteado resolver la situación asumiendo entre todos el coste que conllevaría acabar la obra pendiente en el garaje, aunque no sea suyo, para dar por zanjado un asunto que lleva coleando muchos años en el litoral ilicitano.

Sin servicios nadie quiere comprar las viviendas en venta

Sin servicios nadie quiere comprar las viviendas en ventaMuchas de las viviendas afectadas por la falta de cédula de habitabilidad fueron adquiridas por residentes europeos, que vinieron a España a pasar su jubilación. De esta forma, explicaba un afectado, «si se compraron la vivienda con 60 o 65 años ahora ya no la quieren, pero se encuentran con que no lo pueden vender, porque nadie se interesa por comprar un inmueble a sabiendas de que no tiene dado de alta el contrato de agua». Por eso, es fácil ver por la zona letreros de «se vende» que más que un reclamo, apuntaron, «son una muestra del problema que llevamos arrastrando hace más de diez años».

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