Elche-Santiago: más de mil kilómetros a caballo

Dos ilicitanos completan la ruta hasta Galicia montados en sus equinos durante 35 etapas. Un accidente el segundo día estuvo a punto de acabar con la aventura

1.021 kilómetros. Los dos ilicitanos que protagonizan esta historia recorrieron los más de 1.021 kilómetros que separan Elche de Santiago de Compostela montados en sus caballos.

Una comida en Matola derivó en una bravucona que parecía que no llegaría muy lejos. Finalmente, sí que alcanzó una larga distancia, los más de mil kilómetros que separan Elche de Santiago de Compostela. Este es el recorrido que hicieron durante más de 35 días dos ilicitanos, José Antonio Calderón y Antonio Miralles, con una particularidad. Son muchos los que cada año realizan el Camino de Santiago pero pocos casos se conocen de que lo hayan hecho a caballo, como estos dos amigos.

Calderón es más veterano en estas lides, ya que ha hecho el recorrido en varias ocasiones, desde distintos puntos. Y es experto conocedor de los caballos, nada que ver con su compañero de aventura, que ha aprovechado los largos días de travesía para sacarse un máster en el mundo equino. Una experiencia así ha dado para mucho por los distintos puntos de lo geografía española que han ido pisando, aunque la aventura estuvo a punto de irse al traste el segundo día.

Un accidente cuando la expedición iba por Albacete provocado por la caída de uno de los caballos obligó a hacer una parada hospitalaria. Afortunadamente para los dos ilicitanos, el susto no pasó a mayores y pudieron retomar la marcha una vez que recibieron la asistencia de los sanitarios. «Otro problema que tuvimos que sortear fue porque me equivoqué con la montura de uno de los caballos. Era buena para el jinete pero no para el animal. Se hizo daño en el dorso y tuvimos que estar curándolo durante seis días», explica Calderón sobre otro de los contratiempos que tuvieron mientras completaban el Camino.

Pasaron momentos duros y tuvieron que utilizar también un caballo de repuesto en una aventura que deparó más sustos, como cuando uno de los equinos comenzó a galopar a toda velocidad, saltó una acequia y cruzó una autovía mientras el tráfico circulaba. Pese a estas dificultades, la experiencia se saldó de forma positiva y deparó varios momentos agradables, muchos de ellos provocados por la buena acogida que dieron a los dos jinetes ilicitanos los lugareños de muchos de los pueblos que separan Elche de Santiago. «En Las Mesas (Cuenca) nos recibió el alcalde y dos concejales e hicieron una cena en nuestro honor», recuerda Miralles con alegría.

Los dos protagonistas de esta historia hicieron los más de mil kilómetros de trayecto acompañados por una caravana de apoyo, en la que llevaban pienso y agua para los animales y en la que durmieron alguna noche. En las paradas de avituallamiento que hacían buscaban zonas arboladas con hierba para que los caballos también recuperaran energía. Los ilicitanos fueron siguiendo la ruta del Camino del Sureste aunque raro era el día que no se perdían y se desviaban del trazado original, por lo que acabaron haciendo muchos más kilómetros de los previstos en primer momento.

«Una vez que pasas Astorga y te juntas con el Camino francés, ya parece otra cosa con tanta gente, es como si fuera Benidorm», apunta Calderón sobre el tramo final de su recorrido. «Cuando llegamos a Santiago a primera hora de la mañana y fuimos a por la Compostelana a una de las 17 mesas que hay, la cola en cada una era de más de cien personas», finaliza Miralles sobre el último trámite de una aventura a caballo entre Elche y Santiago.

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