Cerca de la plaza de Barcelona una quincena de adolescentes termina su clase de baile en una de las aulas que acogen la Escuela Abierta de Verano de Elche. Se acercan las 13 horas y los menores concluyen el turno correspondiente a la mañana. Ayer les tocó conocer bailes latinos, mientras el resto del mes, hasta que acabe la escuela con el final de julio, tendrán la oportunidad de compaginar esta experiencia con otras como primeros auxilios, fútbol y diferentes deportes, talleres de arcilla, juegos de mesa tradicionales o patinaje. Junto a esta serie de actividades físicas, las clases estivales también incluyen talleres de pensamiento emocional, en los que los monitores trabajan con los jóvenes para desmitificar el culto al cuerpo y evitar que sufran problemas como pueden ser la bulimia, la anorexia o la vigorexia.

«En sus institutos les dan conocimientos sobre las asignaturas pero no tienen tiempo para trabajar los valores. Eso es lo que buscamos aquí. Les ayudamos a pensar, a superar la mitificación del cuerpo, a expresar sus emociones o a tener un sentimiento de pertenencia al barrio», asegura David Ibáñez, el monitor que acababa de dar la clase de baile. Otro factor clave es el de la integración. «Comprobamos que, en el caso de los extranjeros, muchas veces forman grupos cerrados al comenzar la escuela. En cambio, cuando la terminan, están integrados y entablan amistad con todos los alumnos», añade el monitor.

Entre los 12 y los 16 años

Esta iniciativa surgió en Elche en 2011 de la mano de la obra social de La Caixa y ha ido creciendo en importancia, hasta el punto de que se municipalizó en 2015. Este año cuenta con un presupuesto que supera los 20.000 euros y acoge a cerca de 240 adolescentes, entre los 12 y los 16 años, de seis nacionalidades diferentes. Las actividades se focalizan en los enclaves con mayores necesidades de la ciudad con el objetivo de construir una mejor convivencia en entornos sociales diversificados. En total son 16 grupos divididos en cuatro zonas: Carrús, El Toscar, Sector V-El Pla y Altabix.

Dentro de las acciones destinadas a fomentar el sentimiento de barrio al que aludía el monitor Ibáñez, las escuelas estivales también ofrecen una red de conocimiento sobre los servicios sociales y sanitarios que se ofrecen en cada enclave de Elche, con el objetivo de que los menores aprendan a dónde deben acudir en caso de emergencia. Otra de las novedades de este año es que las jornadas se han especializado por áreas: aventuras, deportes, naturaleza, arte urbano, música?

Entre los monitores hay quienes este verano echan en falta que haya más actividades en las piscinas y que las clases no se prolonguen hasta mediados de agosto. Sobre la primera cuestión, en la Concejalía de Igualdad aseguran que la programación se ha hecho en base a lo que reflejaron las encuestas de preferencias que se hicieron al terminar las escuelas del año pasado. Sobre el hecho de que las actividades no se extiendan en agosto, en el área municipal señalan que la decisión se tomó hace un par de años porque la asistencia disminuía mucho al llegar las fiestas patronales. A cambio, se ha ampliado el horario de clases de tarde.