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El «milagro» de recuperar la vista en África

La asociación provincial Visió Sense Fronteres realiza en cinco días 250 operaciones de cataratas en la ciudad keniata de Nakuru

Revisión a los pacientes operados de cataratas en el hospital keniata de Nakuru por el equipo enviado por la asociación provincial Visió Sense Fronteres. SERGIO CARMONA

Una acción aparentemente tan sencilla como es una operación de cataratas, que en nuestra sociedad occidental se solventa en apenas 20 minutos, resulta un contratiempo enorme cuando vives en un país del tercer mundo, especialmente sangrante en África. Asociada al envejecimiento, este trastorno llega a dejar ciegos de por vida a muchos habitantes del continente negro, en el que la población crece de manera exponencial, a la par que aumenta la esperanza de vida. Es decir, cuantas más personas mayores hay, más grande es el número de invidentes existentes.

Con el objetivo de paliar el alcance de este mal endémico, nació en la provincia de Alicante la asociación declarada de utilidad pública Visió Sense Fronteres. Este colectivo solidario viene realizando los últimos años entre cuatro y cinco campañas anuales para operar de cataratas en las zonas más necesitadas del planeta, desde América (Nicaragua) hasta Asia (India), poniendo especial énfasis en África, donde han operado de norte a sur del continente: Argelia, Mauritania, Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana, Camerún, Chad, Zambia? La última de sus campañas ha finalizado recientemente en la ciudad keniata de Nakuru. En total han sido cinco maratonianas jornadas de trabajo, con una media de casi cincuenta operaciones diarias de cataratas, aunque todos los integrantes de la expedición coinciden a la hora de afirmar que la satisfacción de permitir que una persona ciega recupere la vista supera con creces al cansancio físico y mental que se produce.

«Es un momento mágico». Así define la ilicitana Nuria Alarcón el instante en el que los recién operados vuelven a ver, en algunos casos tras no haberlo podido hacer durante los últimos años a consecuencia del envejecimiento natural del cristalino y, en otros, por primera vez en la vida. La joven enfermera que narra su experiencia en Kenia acaba de regresar a Elche tras participar en su primera campaña, en la que ha formado parte de un equipo encabezado por el oftalmólogo Jaume Javaloy y que completaban el también oftalmólogo José Ignacio Valls y los optometristas María Isabel Signes, Raúl Montalbán y Silvia Tablada. Todos los componentes del equipo son de la provincia salvo la última optometrista.

Problemas de visión

La más reciente campaña de cirugía de cataratas que ha llevado a cabo Visió Sense Fronteres se ha desarrollado en el hospital provincial de Nakuru y también ha incluido la donación de gafas de sol a cada uno de los pacientes operados, para que puedan sobrellevar de la mejor forma posible el efecto de la luz solar mientras su ojo va recuperando la normalidad tras la intervención quirúrgica. El hospital keniata apenas cuenta con dos oftalmólogos y dos cirujanos de cataratas en su plantilla. Este hecho, unido a que la población local tiene que pagar unos 80 euros para operarse, un dinero que en la mayoría de los casos no se tiene, genera muchísimos problemas de visión.

El grupo que viajó a Kenia estaba acompañado por el fotógrafo Sergio Carmona, quien se encargó de recoger las imágenes de la campaña. Allí les esperaban trescientos pacientes que habían sido seleccionado previamente por el hospital local. Finalmente fueron casi 250 los atendidos ya que el resto no contaba ni siquiera con los medios económicos necesarios para trasportarse hasta el centro sanitario. La expedición afrontó un viaje de 24 horas que les llevó a dormir en la capital Nairobi. Al día siguiente, domingo, se desplazaron hasta Nakuru para preparar todo el dispositivo necesario para ejecutar las operaciones, que se realizaron entre un lunes y un viernes en turnos intensivos durante más de catorce horas.

«Trabajamos junto a los cirujanos locales y todo el equipo hospitalario se volcó con la campaña», explica Nuria Alarcón. Tras ser operados, los pacientes permanecían con los ojos tapados, hasta que, al día siguiente, a partir de las 6 de la mañana, el equipo de Visió Sense Fronteres regresaba al centro sanitario para empezar a destaparles. «Ahí es cuando se producía el momento más mágico. En España las personas con cataratas ven borroso a partir de los 80 años. El drama en Kenia es que allí a los 40 años pierde la visión», añade la ilicitana.

Niños y jóvenes

Durante los días de trabajo en Nakuru el equipo desplazado desde la provincia no solo ha operado a personas mayores. También ha intervenido a niños que nacen con un problema congénito o a jóvenes que han sufrido traumatismos que les han convertido en invidentes. «Lo que más me impacto fue escuchar a una chica joven que nos pidió un espejo porque llevaba dos años sin verse la cara», manifiesta la enfermera, que ha regresado entusiasmada con la experiencia y cuenta ya los días para participar en otra de las campañas de la asociación.

Uno de los hechos más gratificantes que se llevaron los integrantes de Visió Sense Fronteres fue la despedida con aplausos y espontáneos discursos de agradecimiento de los pacientes intervenidos y el personal hospitalario local. «Es una molestia que se puede corregir rápido, en 20 minutos, y para nosotros supone un trabajo muy satisfactorio por lo útil que resulta para ellos. Muchos piensan que van a morir sin volver a ver y que lo que hacemos nosotros es un milagro», cuenta el oftalmólogo Jaime Javaloy.

Tanto las operaciones como el ingreso en el hospital fueron gratuitos para los pacientes, que también recibieron el apoyo de la ONG Amrita Kenya. Fue la última aportación para conseguir una gesta que contribuye a devolver la visión a África.

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