«La sexualidad puede florecer tras un cáncer de mama». Con positividad y energía, con una clara apuesta por la calidad de la vida sexual y general de las afectadas por la enfermedad, la socióloga especialista en género y sexualidad Irene Aterido, ofrecerá este viernes la conferencia central de la XXI Jornada de Cáncer de Mama que organiza Amacmec, la Asociación de Mujeres Afectadas de Elche y Comarca. Su charla tendrá lugar a las 17.30 horas en el centro de congresos de Elche, es gratuita y está abierta a todos los ciudadanos.

P ¿Es posible una sexualidad plena tras un cáncer de mama con extirpación?

R Rotundamente, sí. La sexualidad, no solo entendida como el estado de los genitales sino cuando hablamos de afecto, de apego, de relaciones..., se puede recuperar tras la enfermedad. Sí. E incluso puede ser una oportunidad para mejorar cosas que antes flaqueaban como ciertos miedos, complejos... Lo importante es saber en qué fase de la enfermedad estamos y en función de ello activar los recursos necesarios para que no se produzca una merma en la sexualidad, siempre entendida como algo que tiene mucho más que ver con las emociones que con lo más obvio, unas mamas o unos genitales.

P ¿Qué importancia tiene en ello la autoestima?

R Todo pasa por la autoestima, por eso no todo se soluciona con una reconstrucción mamaria. Cada vez hay más mujeres que optan por no someterse a esta intervención. La sexualidad no pasa por zonas concretas del cuerpo, es nuestra identidad y debemos trabajar sobre esa identidad dañada para conseguir la salud sexual, para lograr que sane.

P ¿Qué papel juegan las parejas en el proceso de recuperación de la salud sexual?

R El papel de la pareja es fundamental. El cambio también va a influir en el compañero y es conveniente que él esté presente en la consulta de terapia sexual. Y, si puede ser, de forma preventiva para atajar desde el principio cualquier complicación que pueda surgir.

P La pareja también siente miedo...

R Efectivamente. Hay hombres que por su rol de género no se permiten decir «Tengo miedo», pero lo tienen. y lo que está claro es que la pareja va a incidir directamente en la recuperación. Si el compañero no acepta el cambio por miedo no va a poder acompañar a su pareja de una forma adeuada y eso puede provocar tensiones innecesarias.

P ¿Cómo está considerada la terapia sexual en estos casos dentro del sistema sanitario?

R Los profesionales sanitarios, en general, sí reconocen la necesidad de este tipo de terapias para mejorar la calidad de vida de las afectadas. Pero el enganche de la psicología clínica en los equipos de Oncología todavía es muy precario. La correcta salud sexual de la afectada se considera un lujo, como un añadido, pero no como un factor de la salud, por desgracia, en contra de los dictados de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

P ¿Quiere decir que la salud sexual se considera como algo secundario?

R En general, el discurso oncológico que se le plantea a la mujer es: «Si has sobrevivido, para que te quejas del empeoramiento de tu vida sexual», como si ésta fuera prescindible. Sin embargo, el índice de salud sexual incide directamente sobre la calidad de vida percibida. Los datos de recuperación de las afectadas están ahí. La OMS lo dice. La salud sexual de la mujer es un factor de salud que debe ser incorporado al sistema sanitario como está la nutrición, la radioterapia o la cirugía. La fisioterapia, por ejemplo, es fundamental para evitar las secuelas físicas, pero hay otras cicatrices, las emocionales, que no se ven, que son las menos reconocidas, y que es necesario abordar. Por ello, quiero dar las gracias a Amacmec por su valentía para elegir mi ponencia como eje central de su jornada.