Lunes de Mona en Elche y en la provincia como pocos en los últimos años. Tras cuatro días de lluvias y cielo encapotado, los más optimistas esperaban poder ayer salir con los amigos y la familia al campo o la playa para compartir una comida y la tradicional mona aunque fuera bajo unos pocos rayos de sol.

No osbtante, la climatología de nuevo fue adversa y la gran mayoría decidió quedarse en casa, ir a visitar a amigos o a la familia o hacer actividades a cubierto.

Sin embargo, los más decididos también apostaron por arriesgarse y, por ejemplo, en el Pantano de Elche, lugar habitual de peregrinación para jornadas como la de ayer y la del segundo Lunes de Mona, aparecieron algunos grupos de valientes que, pese al barro y la amenaza de lluvia, pusieron incluso las servilletas y sacaron las viandas. El merendero del Clot de Galvany, en Arenales (el servicio de transporte suele reforzar los Lunes de Mona el número de autobuses), también apareció desértico y muchos optaron por un simple paseo cerca de la playa.