En Elche se celebran siete encuentros durante la Semana Santa y hoy tiene lugar el más antiguo del que se tiene referencias. Se trata del que protagonizan Nuestro Padre Jesús de la Caída y la Santa Mujer Verónica en la Plaça de Baix, cuando a la Santa se le abre el pañuelo con la faz de Cristo. Una escena en la que las cuadrillas de costaleras y costaleros cobran especial protagonismo cada año desde 1948.

«Con la mirada nos lo decimos todo», confiesa Esperanza Vico, la capataz del paso de la Santa Mujer Verónica, que se refiere a la comunicación necesaria entre los máximos responsables de cada paso, para que «cuando lleguemos a la Plaça de Baix salga todo como debe de ser», apunta Vico, que ha sido dieciséis años costalera de la Verónica y hoy cumple su cuarto como capataz del paso.

Al frente de los costaleros de Nuestro Padre Jesús de la Caída está Moisés Martínez, que es el capataz general de la hermandad. Moisés recuerda que «antiguamente se realizaba días antes un ensayo en la Plaça de Baix, donde se llevaban las parihuelas de los pasos». Sin embargo, añade Moisés Martínez, «dado que las plantillas de costaleros están muy consolidadas, la realidad que es hoy en día no es necesario realizar tantos ensayos, ya que todos sabemos a la perfección lo que tenemos que hacer llegado el momento».

Un momento, apunta Esperanza Vico, «para el que nosotras nos preparamos cuando nos quedamos a solas en el puente de Canalejas». Antes de iniciar su entrada en la Plaça de Baix, el paso de la Verónica se detiene en el puente de Canalejas, que se cierra durante cinco minutos, para que las costaleras tomen agua y dejen atrás los nervios que conlleva la responsabilidad que llevan sobre sus hombros.

«La entrada en la Plaça de Baix es un momento muy emotivo para nosotras», insiste Verónica Vico, que explica que «utilizamos una marcha de unos cinco minutos de duración para llegar al punto en el que giramos el paso para esperar al de la Caída».

Puntual

En encuentro se lleva a cabo en torno a las 22.30 horas, cuando la Caída llega a la Plaça de Baix. Moisés Martínez indica que «es un momento que todos los costaleros viven con mucho entusiasmo. El paso del Cristo entra en la plaza con una marcha con la que procuramos cubrir la distancia para llegar al punto exacto desde donde empieza el encuentro».

Después, con las dos cuadrillas de los pasos preparadas, llega el momento de esas miradas con las que se dice todo, como recuerda Esperanza Vico, mientras Moisés Martínez destaca que «antes de empezar es muy importante motivar a los costaleros, ya que todas las personas van a estar pendientes de lo que hagamos».

«Aunque estamos rodeados por cientos de personas, cuando estoy al frente del paso es como si no hubiera nadie a mi alrededor, sólo pienso en guiar a las costaleras», relata Esperanza. De hecho la capataz de la Verónica es la que, una vez se ha puesto de acuerdo con los capataces de la Caída, que son varios, pone en marcha el encuentro con el llamador de su trono. Es en ese momento, explica Esperanza, «cuando se produce la primera levantá, y poco a poco nos vamos acercando a la Caída».

Cuando los tronos están frente a frente suena el himno nacional, que toca la banda de la Caída, y se abre el pañuelo de la Verónica con la faz de Cristo, lo que el público lo celebra con aplausos.

Al cielo

El encuentro termina con una levantá, la que llama el capataz de la Caída. Una levantá que realizan las dos cuadrillas para elevar los tronos hasta lo más alto, «hacia el cielo», y dar por finalizado un encuentro que congrega a muchos ilicitanos cada Martes Santo.

Moisés Martínez añade que «con el paso de los años hemos conseguido reducir el tiempo del encuentro, con el fin de que los nazarenos no tengan que estar mucho tiempo parados, y ahora tiene una duración de unos diez minutos muy intensos que todos los años vivimos con mucha emoción».

Una emoción que esta noche volverán a vivir las dos cuadrillas cuando lleguen a la Plaça de Baix, como reconocen sus capataces, que esperan contar con el apoyo del público para cumplir una de las tradiciones más asentadas de la Semana Santa ilicitana.