Las catas arqueológicas que se están llevando a cabo dentro del proyecto del Mercado Central van a volver a afectar al desarrollo de la Semana Santa ilicitana. Por segundo año consecutivo la Real Muy Ilustre y Venerable Cofradía de los Estudiantes de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de la Penitencia va a tener que modificar su recorrido al no poder subir por las cuatro esquinas en dirección a la plaza de las Flores, por los trabajos que se están llevando a cabo en las inmediaciones del Mercado Central.
Por este motivo, una vez que la procesión de los Estudiantes llegue a la Plaça de Baix, tendrá que volver a pasar, como ya hicieron el año pasado, por el arco del Ayuntamiento de Elche. Desde la entidad manifiestan su pesar por el impacto negativo que estas obras van a volver a tener en el desarrollo de su procesión, ya que su deseo pasa por poder recuperar lo antes posible su recorrido habitual.
Con esta circunstancia vuelve a afrontar la Semana Santa la cofradía de los Estudiantes, que, por otro lado, ha nombrado cofrade de honor a Carmelo Cobo y como portaestandarte al docente José Belló. Estas son las dos personas distinguidas por los Estudiantes este año.
Esta entidad ilicitana tiene sus orígenes en 1956. Se erigió en la parroquia del Sagrado Corazón de Elche con el decreto del Obispado de Orihuela, de fecha 19 de junio de 1956. La misma empezó a funcionar como Cofradía de la Sangre Redentora de Cristo, participando del inmenso tesoro de bienes espirituales de las Cofradías de la Sangre.
Fue fundada por un grupo de estudiantes de Bachiller, alentados por su profesor y mecenas Vicente Ruiz de Lope y Magro, un farmacéutico de Elche que resultó ser el primer presidente de la cofradía.
Según se refleja en la historia de este colectivo, al no poseer trono propio, participó en las procesiones con el trono del Santísimo Cristo de la Misericordia hasta el año 1991. En ese año fue iniciada por cofrades artesanos de la propia cofradía la construcción de un nuevo trono, portado a hombros por 32 cofrades, hombres y mujeres, que salían con la cabeza descubierta
Este trono ha sufrido varias reformas en su ornamentación, en la que siguen trabajando los propios cofrades de forma totalmente manual y sin intervención de talleres profesionales, dado que es propósito y promesa de los cofrades realizar la construcción con sus propias manos.