Las playas de La Marina se ponen a punto de cara a las celebraciones de Semana Santa con una excursión solidaria para retirar residuos que dañan las pinadas. Así la cosas, un grupo de cuarenta usuarios de la pedanía ilicitana, la mitad niños, acudieron ayer al entorno de la playa del Rebollo para retirar del enclave unas 25 bolsas de basura repletas de residuos variopintos y peligrosos como botellas de vidrio rotas, plásticos degradados por el paso del tiempo y hasta colillas o mecheros. Esta batida fue coordinada por la plataforma local «Casas del Pinet», un colectivo de la Marina que ha emergido de las redes sociales para promover la cultura y las tradiciones en la pedanía y también concienciar de los valores naturales del ecosistema y qué pasos se deben seguir para no ensuciarlo.
Fransua Nieto, uno de los residentes de la zona, hizo ayer de guia medioambiental para explicar a todos los asistentes las bondades naturales que tiene el sector de El Rebollo, aunque la pretensión de la cita era también limpiar el sector de la playa del Pinet aunque las rachas de viento enturbiaron estos planes y finalmente se concentraron a fondo en la primera zona antes citada.
Según indica la portavoz de este pequeño colectivo vecinal, Mónica García, el problema parte de que a simple vista las playas, la pinada y las dunas pueden parecer que están limpias, pero hay ciertos residuos que se entierran con el paso del tiempo y afloran después. Es así que han llegado a encontrar con esta primera batida bolsos, pilas, chapas, muchas colillas y sobre todo cuellos y culos de botellas de vidrio que se habían quedados solapados en la arena y que, por lo tanto, suponen un peligro que no se ve de un solo vistazo. Sin embargo, a nivel de basura orgánica había poco que recoger, indicativo de que sí que hay gente cívica que recoge su basura cuando acampan en la zona.
Durante la jornada, los participantes recogieron en bolsas todos los residuos que encontraban a su paso y por último fue el servicio de limpieza municipal, gestionado por Urbaser, quién se llevó todos los desechos de la zona cuando finalizó la actividad, mientras que la empresa también les facilitó guantes especiales para recoger los restos.
Concienciar desde la infancia
Lo esencial de esta práctica era liberar la pinada de material que no es biodegradable y que contamina el sector, además de servir como aprendizaje a los niños que acudieron, que tenían entre 7 y 14 años y muchos de ellos aprovecharon la iniciativa para fichar como trabajo de voluntariado de «Service Learning» que ofrecen centros como Newton Collegue, que estaba ayer presente en la batida.
En la salida también estuvieron presentes algunos profesionales del Departamento de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMHE) como María Pastor Valero.
Desde Casas del Pinet señalan que en un futuro podrán volver a organizar retos de este tipo, aunque avanzan que antes realizarán algunos encuentros para promover estilos musicales de la zona como las habaneras.
