Esta noche será el encargado de poner el cierre al Elche Live Festival, ¿qué va a ofrecer?

Una sesión intensa, con gustos musicales personales y sonidos de las décadas de los ochenta y noventa. No es lo mismo que ponen todos los dj. Lo vamos a pasar muy bien y agradezco el momento profesional por el que estoy pasando. Tengo más de cincuenta actuaciones programas este verano y estoy cerrando contrataciones para 2020. Noto el cariño de la gente y de los profesionales, sobre todo de los jóvenes. Me dicen que no soy consciente de lo que represento y que eso me hace más grande. Hay gente que ha pasado toda su juventud escuchando mis canciones.

Usted se dio a conocer en los años ochenta y noventa y ahora le llaman para participar en festivales con grupos actuales, ¿cuál es su sensación ante esto?

Tengo la sensación de que me he convertido en un icono generacional. Me sigue gente de 20 años porque me escuchaban sus padres y tíos. Muchos no habían nacido cuando yo ya estaba actuando. Después de muchos años he demostrado que soy un profesional, he respondido en todos los lugares en los que he estado. Ahora funciona mucho el boca a boca con mis actuaciones en festivales como el Sonorama o el Arenal Sound. La gente sabe que Chimo Bayo es una garantía, que no fallo porque pincho, canto e involucro al público. Eso se consigue con el tiempo.

Buscando información sobre usted aparecen muchos artículos que se preguntan que qué fue de Chimo Bayo...

Hace un par de años me volví a poner de moda, incluso llegué a hacer un falso documental para el programa Ilustres ignorantes. La gente te reivindica con el tiempo. La mayoría de los artículos están equivocados en el 70 por ciento de lo que cuentan. Incluso me han llegado a matar en la Wikipedia. No es algo nuevo, en la Ruta del Bakalao me daban por muerto todos los fines de semana y la gente iba a buscarme a los bares para ver si era verdad.

¿Qué siente cuando le matan?

Que me están convirtiendo en la leyenda de una época, algo que jamás hubiera pensado. Tampoco imaginaba que llegados al 2019 iba a seguir de actualidad. Me respetan porque soy auténtico, porque no he cambiado de estilo. Sigo diciendo «hu ha» y el resto de mis frases personales. A mí no me vale eso de decir «vamos todos arriba» o «quiero ruido». Los artistas subimos y bajamos, hay momentos en los que triunfamos más y épocas en que menos. Ahora vuelvo a la televisión y a hacer entrevistas.

¿Nota que ha quedado como el icono de los tiempos de la Ruta del Bakalao?

La gente que me sigue o que viene a saludarme es gente con buen gusto? y mucha personalidad. Hubo una época en la que estuve estigmatizado y ahora soy un referente para la juventud. Llevo 37 años en esta profesión y sigo constante. Confío en mí pese a que he pasado por dificultades en determinadas épocas que no han sido fáciles. La gente que me vea en Elche sabrá que sigo activo y que para mí no han pasado los años, me creó que tengo treinta todavía.

¿Pesó mucho el estigma de la droga que comentaba antes?

Empezamos en los ochenta y a principios de los noventa todo se magnificó. Para mí fue mejor porque eso es lo que me convirtió en leyenda. La Ruta del Bakalao fue el último brote en España de búsqueda masiva del hedonismo. A València venía gente de cada lugar de España. Esta zona sabe acoger muy bien a la peña y nos pegábamos fuego todos los fines de semana.

¿En qué hemos cambiado?

No había tanta violencia como ahora y éramos muchos más transgresores. No había teléfonos móviles, la gente empatizaba y hablaban unos con otros. Te tiraban una copa encima y acababas siendo amigo. Ahora la gente se pasa la noche en la discoteca viendo qué está haciendo su pareja por el móvil y no disfruta. Antes nos íbamos de vareta con elegancia, controlábamos.

¿Su vuelta a la actualidad se debe a la nostalgia noventera?

Mi particularidad es que, cuando la música perdió el alma, dejé de pinchar. Me dediqué a hacer televisión y, cuando pasaron unos años, me volvieron a reclamar. Quieren que esté de nuevo en los escenarios y no he parado desde el 2007. Los cinco años que pasé haciendo televisión me sirvieron para relajarme y volver luego por la puerta grande.

Usted llegó a pinchar ante más de 55.000 personas en Japón...

Fui número 1 en Japón y me dijeron que tenía que actuar allí. Me lo tomé como una parte más de mi profesión, no puedo quedar mal en ningún sitio. Mis padres me apoyaron desde el principio. Mi madre me decía que, eligiera el camino que eligiera, hiciera las cosas bien. Siempre me he tomado las actuaciones igual, fueran en un club privado con 200 personas o ante miles de espectadores.

Y ahora se ha convertido en un hombre de negocios, con libros publicados y hasta con un vino propio...

No se trata de ser bueno en todo, lo importante es juntarse con gente que lo haga bien. Tampoco es que me considere el «marqués de hu ha». Muchas personas, cuando toman el vino en las cenas, tienen conversaciones maravillosas porque les da pie para contar las historias que han vivido. Hay que ser elegantes con el pasado y tener presente que hemos vivido una época irrepetible.

También ha hecho anuncios, como el que grabó para Netflix...

Netflix hizo una apuesta importante por mí. Creo que estoy desperdiciado en ese terreno porque llego a varias generaciones. Me divierte la publicidad y tengo pendiente grabar más anuncios y nuevos programas de televisión. La vida evoluciona y nosotros con ella. Soy de probar de todo, no me quedo esperando.