Los Vehículos de Movilidad Personal, y especialmente los patinetes eléctricos, son cada vez más comunes en la ciudad. Como cualquier otro vehículo, necesitan de un mantenimiento básico y pueden sufrir averías. El problema es que mientras que su venta se da en cada vez más tipos de establecimientos, los que se dedican a su mantenimiento y reparación brillan por su ausencia, hasta el punto de que es difícil encontrar un taller que se atreva con ellos. Así lo constatan desde la Asociación Ilicitana de Patinetes Eléctricos. Uno de sus responsables, Juan Carlos González,señala que «hay pocos talleres por aquí, es muy complicado repararlos», reconoce. De hecho, tan solo sabe remitirnos a uno.

Una de las dudas más frecuentes de los usuarios es si recurrir a un taller de bicicletas, motos o automóviles. De la decena de talleres que consultó este diario, tan solo dos se encargaban de hacer reparaciones, aunque solo las relacionadas con frenos, ruedas, y cuestiones técnicas que no afectaran al sistema eléctrico del vehículo. Eso sí, todos reconocen que no hay semana en la que no tengan varias consultas relacionadas con patinetes eléctricos.La mayoría de los establecimientos coincidieron en el motivo por el que no han incorporado a su negocios servicios relacionados con los patinetes eléctricos: la falta de homologación en los propios patinetes y sus piezas de recambio, la falta de regulación para su uso, el temor a que se restrinjas las normativas estatales y locales para su uso o la dificultad técnica a la hora de repararlos. Este último punto es el que hace que los usuarios, pese a que circulan muchos videotutoriales en internet sean incapaces de repararlos y tengan que acudir a un mecánico.

No es sencillo

Uno de los talleres que sí admiten patinetes eléctricos es uno dedicado a la reparación de bicicletas, ubicado en la calle Joaquín Martínez Maciá, en Carrús Oeste. «Hace meses que empezados a dar el servicio, ante la gran demanda. No son sencillos de reparar, aprendimos a cambiar ruedas y demás y podemos incluso ampliar o sustituir baterías si fuera necesario», señala uno de sus regentes. La avería más habitual que reciben son los pinchazos, sobre todo en las ruedas traseras, porque «el usuario salta grandes rasantes que no ve, y ahí es difícil controlar el golpe».

Otro de los motivos que causan estos pinchazos es «la falta de presión en las ruedas, que hay que revisarlas, como en cualquier otro vehículo, con cierta periodicidad». Actualmente en su establecimiento no venden patinetes eléctricos aunque «los incorporaremos en los próximos días, a través de un proveedor español, que nos da cierta potencia y garantía de calidad, y también tiene una línea de suministros y recambios para las reparaciones». En otras piezas de las que no hay en el mercado o son más difíciles de encontrar, «recurrimos a un chico que nos las hace mediante una impresora 3D».

Recambios

No obstante, el modelo más común en cuanto a ventas y, por consiguiente el que más llega a los talleres es un modelo de una conocida marca de origen asiático. «Ahí es algo más difícil encontrar recambios pero si buscas encuentras». Algunos modelos traen junto al paquete de venta un par de ruedas o cámaras de respuesto, por lo que tan solo es necesaria esa costosa, a nivel técnico, mano de obra. Más difícil de conseguir y cambiar con las tapaderas de las ruedas, aunque hay marcas especializadas en este tipo de piezas, aunque pueden tardar varios días en llegar a los talleres.

Desde otro taller, en este caso de motocicletas, ubicado en la avenida Juan Carlos I, señalan que «prácticamente a diario viene gente para arreglar algún patinete eléctrico. No hay muchos talleres en la ciudad, y yo vi la oportunidad de expandir el negocio. Hay que adaptarse al futuro. Estoy en un canal de Telegram junto a usuarios, y a través de ahí, y el boca a boca, atrae a clientes», señalan desde el establecimiento.

El ajuste de los frenos es otra de las averías que más visitas genera al taller, ya sea por la pérdida de eficacia o «también es muy común que en uno de los modelos más populares el freno acabe rozado la rueda y produzca un ruido muy molesto cuando se patina habitualmente», señalan ambos talleres.

Los usuarios señalaron que es tan solo cuestión de tiempo que los talleres se especialicen, ya que es una nueva oportunidad de negocio. Mientras, habrá que seguir buscando.