El tribunal que juzga en Perú a Félix Steven Manrique, el líder de la secta peruana que captó a la joven ilicitana Patricia Aguilar cuando era menor y la convenció para abandonar a su familia tras cumplir los 18 años, ha dictado hoy su sentencia y le ha condenado a 20 años de prisión. El juez ha apurado el plazo casi hasta el final, pues tan y como señaló ayer el padre de la víctima, Alberto Aguilar, el próximo miércoles expiraba el plazo de la prisión preventiva que dictó el tribunal a la espera de conocer el fallo, por lo que llegaron a temer que quedara en libertad y se fugara antes de dictar sentencia.

Finalmente, el tribunal ha citado a las partes y al propio acusado ha dado hoy su veredicto a las 15.30 horas (en España, 21.30).

La Fiscalía pedía para el líder de la secta 26 años y 8 meses de prisión por un delito de trata de personas, contra la joven ilicitana pero también por el trato a las otras tres mujeres que fueron rescatadas junto a Patricia. La ilicitana fue rescatada de una choza en mitad de la selva, con síntomas de desnutrición, al igual que su hija recién nacida y otros cuatro menores que tenía a su cargo, hijos del resto de mujeres que había captado Manrique.

El autodenominado príncipe de Gurdjieff utilizaba a estas mujeres y a los niños para tratar y vender café, que posteriormente vendía para conseguir fondos. Manrique lleva en prisión desde el pasado mes de julio de 2018, y en Elche la familia también consiguió que el Juzgado de Instrucción 1 abriera una causa contra él, que permanece abierta.

El padre de la joven, Alberto Aguilar, señaló ayer que desde la familia, y la propia Patricia esperan «que haya justicia y no salga de prisión» debido a que el tribunal le declare culpable. Algo en lo que confían pero que «no se puede saber con certeza hasta el último momento».

La investigación policial comenzó cuando la familia de la joven se trasladó a Perú, donde con la ayuda de la familia de otra de las afectadas fueron aportando pruebas a la Policía para que encontrara a Manrique y a las mujeres a las que había captado.

La vuelta a España de la joven se complicó tras su rescate el pasado verano, debido a que durante su estancia había sido madre de una niña de apenas un mes. Un bebé que no estaba registrado en Perú, por lo que hubo que esperar a que los trámites administrativos siguieran su curso y a que la joven se recuperara psicológicamente antes de volver a España. Aquí sigue en tratamiento pero ha recuperado su vida y sus estudios para, en palabras de ella misma, darle un buen futuro a su propia hija y poder olvidar la pesadilla vivida en los últimos años.