Para la visita del maestro Álvaro Albiach, actualmente director titular y artístico de la Sinfónica de Extremadura, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Elche proyectó un programa presentando dos sinfonías clásicas contemporáneas de dos genios de la música universal, históricamente ubicados entre los "Clásicos Vieneses". A pesar de la diferencia de edad entre J. Haydn y L. van Beethoven (37 a?os), los dos componen sus sinfonías presentadas casi al mismo tiempo. Haydn una de las últimas y Beethoven la primera.

La Sinfonía No 102 en Si-bemol Mayor desde el principio marcó el espíritu de la velada. Clásica pero ya con ciertas corrientes que anteceden otra época, permite apreciar la madurez de J. Haydn. Hay que mencionar el lindo solo del segundo movimiento de la cellista Cecilia Martínez Rodríguez. La obra tiene una forma estándar de cuatro movimientos contrastantes, lo que caracteriza también la siguiente propuesta presentada.

La Sinfonía No 1 de L. van Beethoven en Do-Mayor pertenece a las joyas del clasicismo vienés. Evidentemente clásica, pero impresiona con innovaciones cómo modulaciones y el relativamente rápido Tempo de Minueto, el cual en las siguientes sinfonías del genio de Bonn tomará el nombre de Scherzo. A pesar de ce?irse todavía en los moldes clásicos, durante algunos momentos la Sinfonía No 1 ya muestra la fuerza beethoveniana.

Cada elemento fue llevado a cabo con maestría por la Orquesta de Elche, una formación muy flexible, que sabe transmitir los detalles, características, formas de expresión e incluso gustosos "manierismos" de la época. Bajo la batuta del maestro Álvaro Albiach, los músicos de la orquesta hicieron lucir las dos sinfonías, mostrando una increíble pasión en relación entre la obra y la audiencia, lo que considero muy valioso y muy importante. En realidad cada posibilidad de actuar bajo la dirección de un director huésped es como un soplo de aire fresco que estimula a los músicos orquestales, quienes se animan pasando por nuevas experiencias artísticas. El maestro Albiach se lució con una dirección comunicativa y extremadamente vital. Sus movimientos de los brazos y cuerpo muy expresivos transmitieron perfectamente los detalles de las partituras, dirigiendo de memoria, sin partitura y sin batuta. Los grupos orquestales hicieron un trabajo de precisión relojera, impresionando con el ritmo en un ambiente de diversos contrastes dinámicos, agónicos y de una calidad de sonido pletórico y extraordinariamente ordenado.

En resumen, fue una experiencia sonora muy impresionante en la que J. Haydn y L. van Beethoven fueron presentados por la Sinfónica de Elche bajo la batuta de Albiach con muy buen espíritu clásico, mientras que los melómanos pudieron apreciar las influencias y diferencias sonoras de las dos sinfonías contemporáneas. Realmente, fue un concierto de altos vuelos.