Esta noche llega al Gran Teatro de Elche junto a sus compañeros de Juntos, ¿qué ofrece esta obra a los espectadores?
La obra parte de la historia de una familia para expresar temas generales, de los que todo el mundo habla y con los que se identifica. Hay un elemento diferencial, mi personaje, que es una persona con discapacidad mental. Tratamos sobre cómo eso efecto al núcleo familiar y a lo que entendemos como normalidad. Al final todos somos personas discapacitadas o anormales de algún modo u otro. También abordamos la comunicación, las cosas que no se dicen o los rencores que puede haber dentro de cualquier familia española.
¿Cómo entiende usted el concepto de normalidad?
Creo que el gran problema es que nos dedicamos a etiquetar a la gente igual a nosotros como normal y eso está muy lejos de la normalidad. Los aparentemente discapacitados tienen muchas capacidades. Esas «otras» personas aportan bastante amor y cariño, como se puede ver en la obra. Etiquetamos mucho cuando todo está entremezclado. Juntos, más que una comedia pura, es una dramedia, una montaña rusa para el público, que sonríe mucho pero también se emociona, llora y saca los pañuelos.
La película Campeones también ha dado visibilidad a estas cuestiones que menciona...
Bienvenida sea la película Campeones y la visibilidad que le ha dado a este colectivo, que se parece a nosotros más de lo que creemos. El discurso que pronunció Jesús Vidal fue una lección absoluta y sirve para quitar tabúes que perviven en el seno de nuestra sociedad.
Otra de las grandes triunfadoras en la última ceremonia de los Goya fue El reino de Sorogoyen, ¿la ha visto ya?
Sí, la película refleja la normalidad con la que la gente corrupta se manejaba y, por desgracia, los seguimos sufriendo. Es una cinta con mucho ritmo que nos muestra que la corrupción es extrema, con los niveles más altos de toda Europa. Lo vemos a diario en los periódicos y todavía hay muchos casos que los políticos tapan para intentar que no aparezcan. Le hemos dado normalidad a cuestiones que son absolutamente graves. Siempre que se hable de ellos es positivo porque se denuncia y la población puede ser consciente de esta verdadera locura.
Ahora España afronta un nuevo proceso electoral, ¿de qué manera lo vive?
Lo vivo con preocupación por el auge y el blanqueamiento de la ultraderecha. Sin más, tampoco me apetece mucho hablar de política en estos momentos porque el panorama ya es bastante oscuro de por sí.
Volvamos a su trabajo como actor pues. Ahora también está protagonizando la serie Hospital Valle Norte en TVE...
Es una serie de cirujanos de élite que está a la espera de renovar por una segunda temporada. Ha sido bonito para mí alejarme de lo que habitualmente hago para meterme en la piel de un cirujano pediatra. He tenido que ver en el quirófano varias operaciones de niños y mayores. Afortunadamente, he entrado muy poco a ese sitio y siempre dormido. En Hospital Valle Norte contamos con un gran elenco y lo pasamos muy bien. Espero que nos renueven para poder seguir disfrutando.
¿Qué otros proyectos tiene?
La gira de la obra Juntos con la que voy a Elche es la más intensa que he vivido en el teatro. Y también estoy a la espera de que se estrene la película El ascensor, que rodé el año pasado en México bajo la dirección de Daniel Bernal. El filme está ahora en la fase de montaje.
¿Estamos viviendo la edad de oro de las series españolas?
Llevamos bastantes años mejorando, abriendo el tipo de series que se ruedan, grabando fuera de Madrid, en exteriores, con muy buena factura. Cada vez vamos a más y es el mejor momento de la ficción española en su historia. Cuando voy a Perú, México o Argentina me hablan muy bien de series como Allí abajo o Velvet. Y La casa de papel ha supuesto una revolución dentro de las series españolas. Netflix, Movistar y las cadenas generalistas están produciendo mucho y muy bien. Después de años que han sido muy duros para nuestras series, estamos viviendo una época dorada.
