Tranquila pero con ganas de que empiece y el juicio y, sobre todo «de que acabe». Así se mostró ayer tras salir del juzgado Mónica Lorente, exalcaldesa de Orihuela y una de las principales implicadas en la rama del Brugal que investiga el presunto amaño de la contrata de basuras de la ciudad en 2008. Fue la única en atender a los medios de comunicación y lo hizo para dejar claro que está «absolutamente tranquila» pese a que la Fiscalía le pide ocho años de prisión. «Confío plenamente en la justicia y en tener una sentencia absolutoria y favorable porque jamás hice nada», señaló la excaldesa, quien señaló el buen tono de la reunión mantenida ayer con el tribunal, a puerta cerrada. Lorente destacó la « colaboración absoluta entre todas las partes» para que las fechas del juicio no se viesen muy trastocadas. «El tribunal lo único que ha hecho es la confección y la puesta en marcha de un juicio complicado y complejo». Lorente vive alejada de la política desde que fue expulsada del PP meses antes de los comicios de 2015. Una vida que lleva con «absoluta normalidad, alejada de los focos» por lo que «tengo ganas de que esto finalice y de que se haga justicia para todas las partes».