Viajeras y nómadas digitales, las ilicitanas Beatriz Moreno y Begoña Gonzálvez han desarrollado parte de su actividad de voluntariado en países como India, Etiopía o Kenia. Ha sido en este último país africano donde han encontrado el reto al que actualmente destinan sus energías: levantar un orfanato para niños huérfanos en la ciudad de Mombasa y, de esta forma, dar unas condiciones de vida más dignas a cuarenta menores que ahora malviven hacinados en apenas un par de habitaciones. Este es el motivo que les ha llevado a poner en marcha la ONG Niños de Kenia, un proyecto al que pretenden dar toda la visibilidad posible para que se sume el mayor número de ilicitanos posible.
A finales del pasado año registraron esta ONG junto a Rubén Navarro y ahora siguen varias líneas de actuación, entre las que se encuentran conseguir los recursos para pagar la renta y la luz del orfanato y, sobre todo, abastecer a los menores de agua potable y un programa alimenticio adecuado. Por eso buscan padrinos que contribuyan a que estos niños no vuelvan a quedarse en la calle y reciban una educación dentro de un orfanato que aspira a ser sostenible con sus propios medios.
«Es muy importante mostrar esta realidad, que es totalmente diferente a la que estamos acostumbrados, para que la gente se implique en este proyecto», apunta Gonzálvez. «Los niños, a la hora de pedir un regalo, no quieren juguetes. Desean cosas como comer pollo, tener agua o ir a la escuela», relata la ilicitana sobre la experiencia que ya ha vivido en África y que la ha llevado a poner en marcha, junto a sus compañeros de aventura, la ONG Niños de Kenia.
2,5 millones
La situación en el país africano es dramática, hasta el punto de que cuenta con 2,5 millones de niños huérfanos, la mayoría de ellos perviviendo en sus calles, según los datos que maneja la ONG ilicitana. Estos menores atraviesan por una realidad muy dura, ya que, al estar desprotegidos, se exponen a todo tipo de peligros. Y las autoridades gubernamentales no están por la labor de encontrar una solución, más allá de hacinar a los niños en instalaciones como las que se pueden encontrar en Mombasa, donde 40 menores tienen que pasar sus días en un par de habitaciones.
Ahora que está dando sus primeros pasos, la ONG Niños de Kenia mantiene contacto con otras organizaciones con más experiencia en estas labores para conseguir ayuda con la que levantar su proyecto. Con las primeras remesas de dinero que han podido enviar ya a África, han pagado la renta mensual del orfanato y operado a niños que presentaban problemas de salud. El siguiente paso consiste en mandar recursos económicos con periodicidad mensual para ir sumando otros logros, como puede ser la compra de colchones.
Un paso clave será el de tener lista la escuela y la cocina para el próximo mes de abril, ya que a finales de marzo dará comienzo la época de los monzones. Ampliar las habitaciones actuales, apadrinar a todos los niños o comprar un terreno propio también forma parte de su hoja de ruta.
