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Francesca Martínez: «Seguimos pensando que nuestro tiempo vale más que el de los ciudadanos»

La magistrada de la sección VIII de la Audiencia afirma que nunca le han quitado el sueño los problemas que cada día se encontraba en el juzgado

Francesca Martínez, en el Huerto del Cura donde asistió el jueves a la comida de despedida de sus compañeros Antonio Amorós

Es miércoles, su mesa ya está limpia y,para sus compañeros, hoy es su último día de trabajo. Mujer tenaz y decidida, que llegó para cambiar algunas cosas, le es incapaz de dar una entrevista y no hablar y recordar a su amigo, el fiscal Miguel Gutiérrez, ya fallecido.

¿Por qué se jubila en un mundo en el que los magistrados piden la prórroga?

Quiero vivir, disfrutar de las cosas, de mi casa, de mis nietos, de mi marido... Hacer cosas simples y sencillas. He dedicado 30 años a la judicatura y 14 a la escuela. Empecé con 17 en la privada y, ya me toca.

Pero eso lo quieren todos y pocos lo hacen...

Se ha comenzado a reivindicar tarde los derechos de los jueces. No hemos luchado para no perder más de un sueldo con la jubilación. En mi caso me jubilo voluntariamente. La mayoría quiere jubilarse pero no puede. Es una decisión difícil porque ha formado gran parte de tu vida y de tu familia y el tiempo que has invertido no son los años de profesión sino el tiempo que le has dedicado, las ganas, ansias y preocupaciones que te ha generado. Todo eso también cuenta en el haber. En el debe también hay cosas que no se han hecho como se debería haber hecho, pero eso no tengo yo que decirlo.

¿Se va contenta?

No sé si esa es la palabra (reflexiona y piensa en voz alta) ¿Contenta? Dentro de los medios que tenemos y las dificultades de ejercer la función creo que he cumplido profesionalmente. Personalmente estoy mucho más contenta porque me ha permitido conocer gente de distintas características y eso es un valor que me llevo. Las relaciones personales y profesionales, con jueces, fiscales, forenses.... ciudadanos, aunque con los ciudadanos es diferente.

¿Por qué?

He sido fiel defensora de la administración como servicio público y de eso no estoy contenta cuando no he podido satisfacer esa finalidad que tenemos de servicio público...

..Explíqueme...

El servicio público, más que una organización, es una actitud, una tendencia a favorecer la colaboración con el ciudadano y a atenderlo como se merece y eso en la Administración de Justicia no se ha conseguido.

¿Y por qué?

Pensamos que los ciudadanos deben seguir esperándonos horas y horas, que nuestro tiempo vale más que el de ellos. Le cuento una anécdota, cantando los temas con don Miguel Gutiérrez Carbonell, preparando la oposición, me pidió el de la Administración de Justicia y, cuando acabé, me dijo que estaba muy bien y que de dónde lo había sacado. Yo me había comprado un libro porque el que tenía no me gustaba. Y él me dijo que, aunque estaba muy bien, si me salía no lo cantara. Entonces no lo entendía, ahora sí.

¿Y cuál es el problema?

Es una cuestión de actitud. Aquí tenemos un edificio inteligente (y señala la Ciudad de la Justicia), lleno de cristales, pero que necesitamos la luz para trabajar y donde a las siete de la tarde, todo se apaga. El ciudadano entra aquí y ahí se acaba el servicio publico que recibe. Esperan de pie en los pasillos porque no hay ni un sillón, no se piensa en los ciudadanos. Me he encontrado gente perdida en los ascensores que no sabe dónde van. Porque no hay un servicio para los ciudadanos que les oriente.

Es una visión muy dura de cómo ve la Justicia...

No es una dureza en la Justicia sino de su administración. No es un problema del Poder Judicial ni del juez, sino del lugar desde donde se imparte una justicia que va dirigida a él. Hay que ser mas cercanos y amables con la gente.

Sin contar con el atasco de los juzgados...

Hay atascos pero los jueces no señalamos, está en manos de los letrados de la Administración de Justicia; pero insisto, aunque haya coordinación no es tanto coordinar como la actitud ante el ciudadano. Hay juicios con 40 testigos y cuatro o cinco médicos y todos estan citados a las diez de la mañana porque no pensamos en ellos.

Eso es triste porque las cosas no mejoran con los años...

Sí, ahora no hay más calidad de servicio publico que hace treinta años, pero si preocupación en los jueces por cómo va todo.

Después de tres décadas, ¿qué ha perdido y ha ganado como jueza?

He ganado experiencia y conocimientos y perdido entusiasmo y lenguaje común (se calla y reflexiona sobre esto último). Nosotros hablamos en nuestras resoluciones y perdemos lenguaje común. Estamos acostumbrados al lenguaje jurídico y no nos acordamos de las palabras y eso es una de mis tareas para el futuro.

¿Ha terminado cargando sobre sus espaldas más de una sentencia? ¿Se va con mochilas?

No me llevo mochilas. Me he preparado los juicios por complicados que fueran. En eso he trabajado siempre en casa, aquí (vuelve a señalar al edificio en que estamos) hay señalamientos todos los días y yo no he tenido tiempo, a otros compañeros sí les da. Pero cuando he puesto una sentencia he dormido siempre plácidamente.

Pero habrá tenido sus dudas para condenar o absolver más de una vez...

He aplicado el indubio pro reo. Siempre vale más tener un culpable en la calle que un inocente en prisión. Si he tenido dudas, que las he tenido, lo he absuelto.

¿Y qué percepción tiene de la Justicia como ciudadana, después de lo que hemos visto con las movilizaciones por el caso de La Manada o la imagen del Supremo con la sentencia de las hipotecas...

Yo no sé valorar ni puedo contestar ni sé cómo funcionan los demás y es peligroso generalizar, yo puedo hablar de mis circunstancias concretas.

¿Pero en tertulias y con amigos le hablarán de Justicia...?

Lo tenemos prohibido. Yo lo evito. No hablo con los amigos de estos temas. Si me sacan estos temas, ya saben que no voy.

Pero lo que ha pasado en la calle con La Manada no puede dejarla indiferente...

Evidentemente, pero eso no es la Justicia sino la percepción de la Justicia por una parte de los ciudadanos y eso es muy complicado. Yo no puedo dejar de ser juez para ser ciudadano. Si hablamos de La Manada y de la respuesta ciudadana, que no sobre la Justicia, pienso que la gente sin leer la sentencia no puede opinar que no son abusos y sí violación. Esto es muy arriesgado por eso hace falta mucha cultura y educación, insisto, para que las relaciones entre los ciudadanos y la Administración de Justicia sean mejores y no todo sean críticas. Hay que ser muy cautos y leer las cosas y después opinar. La gente lo hace al revés por falta de cultura. La gente se alimenta de la televisión, de las redes sociales, pero le falta educación y cultura para hablar de los temas. Una cita dice que en Física Cuántica nadie discute nada, pero de Derecho y Medicina todo el mundo sabe sin haber leído.

Pero esa reacción social sí ha movido a los políticos que quieren cambiar la ley...

Es curioso sí, pero no estoy de acuerdo con eso de que se cambie el Código Penal a golpe de protesta. Eso no está bien.

¿Hay penas injustas?

Sí y cuando me ha pasado, las he ajustado dentro del marco de la ley.

¿Y si las hay por qué los jueces no intentan cambiarlo?. ¿Es que no tienen medios?

Sí, hay posibilidad de plantearlo para cambiarlo, pero la gente no lo hace, no lo hacemos. Yo creo que nunca me lo he planteado ni he escuchado a nadie hablar de cambiar un artículo injusto.

Dígame un delito que le parece injusto...

R En general sí hay delitos que deberían tener una pena distinta, pero sin llegar a lo de la prisión permanente revisable con la que no estoy de acuerdo. Los delitos leves, como la ocupación de viviendas propiedad de los denominados fondos buitres, deberían desaparecer. No se puede penar la miseria y la pobreza, aunque se haya dicho que el Código Penal es el código de los pobres, pero funciona muy mal con la corrupción y los grandes delitos. Nosotros estamos obligados a aplicar la ley pero no tipificamos, en eso hay que pedirle las explicaciones al legislador.

Sin hablar del tiempo que tardan en salir los asuntos más espinosos...

Sí pero no solo los casos como pueda ser el Brugal, porque hay muchos así, como robos que tardan 12 años o drogas... o alzamientos de bienes. Hay ciertos temas con muchos investigados que caen en juzgados que no disponen de medios y que no solo tienen que tramitar estos asuntos, sino muchos más,€. Claro no es lo mismo un juez de Orihuela que la Audiencia Nacional y hay mucha diferencia según los territorios y los juzgados por eso no podemos generalizar nunca. Al final muchas veces lo que queda es la pena de banquillo que se llama. De aquí (de la sección VII) habéis escrito mucho sobre su funcionamiento y se ponían los números, comparados con los de Alicante y eran datos increíbles, ¿así como puede funcionar algo? Hay que ver los orígenes de todo, aquí se trabaja mucho. Los jueces nos hacemos la piel más dura por todo esto y no te puedes dejar llevar por las emociones porque no te sirven para trabajar y no funcionas de igual manera. La emoción es para determinados momentos, la jubilación me emociona pero para el día a día hay que ponerse una coraza. Yo quiero emocionarme con la jubilación porque la toga la voy a regalar.

¿Cómo le gustaría ser recordada como magistrada por compañeros y profesionales?

Como una persona con sentido del humor.

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