El Ministerio de Defensa ha readmitido a la militar ilicitana a la que expulsó el pasado mes de diciembre tras estar tres años de baja psicológica después de denunciar el acoso sexual al que fue sometida, presuntamente, por parte de su superior en la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada, en Sangonera la Seca (Murcia), una infraestructura integrada en la Base Aérea de Alcantarilla. Así lo ha anunciado el Ministerio en un comunicado, en el ha informado que se "ha acordado dejar sin efecto la suspensión de una soldado del Ejército del Aire mientras dure la tramitación del recurso presentado por su abogado, Antonio Suárez-Valdés, contra la resolución con fecha 17 de diciembre de 2018 en la que se declaraba su "insuficiencia de condiciones psicológicas, ajenas a acto de servicio".

Esta resolución que la declaraba no apta a nivel psicológico para continuar realizando sus funciones, suponía la automática expulsión del ejército, sin derecho a paro o a ningún tipo de prestación, pues según denunció entonces su abogado la dejaba sin los recursos médicos que hasta ahora la habían tratado durante esa baja psicológica por las secuelas del acoso sufrido durante su estancia en la Escuela Militar de Paracaidismo, hace once años, y hasta que denunció los hechos, a principios de 2016.

El comunicado hecho público por el Ministerio de Defensa explica que "la decisión se adopta para no 'causar perjuicios de difícil reparación a la interesada, dado que supondría su baja en la Fuerzas Armadas por resolución de compromisos´".

En su recurso, la soldado, mostraba su "disconformidad con la resolución recurrida al considerar que debería declararse su inutilidad física como acaecida en acto de servicio toda vez que, según considera, ésta deviene de la situación de acoso que ha sufrido en su Unidad, situación que motivó que interpusiera la correspondiente denuncia", la cual dio origen al sumario que está aún pendiente en vía oral.

Asimismo, Defensa también ha acordado pedir el dictamen de la Junta Médico Pericial Superior "a fin de que se pronuncie sobre el origen de su patología, así como el grado global de limitación que le corresponde", en el caso de que, en su día, quede sin efecto la resolución dictada.

Antecedentes

En su denuncia, la mujer expuso que los primeros signos de acoso por parte del subteniente al que denunció comenzaron nada más ingresar en el cuerpo militar, hace unos once años, y que los comentarios fuera de tono se iniciaron de forma inmediata. Las humillaciones fueron una constante, hasta el punto de que se producían casi a diario, según el testimonio de la mujer. La cosa empezó con comentarios vejatorios e insinuaciones, pero empeoró en las últimas etapas antes de denunciar, a raíz de que la destinaran a un puesto de trabajo en la misma oficina que el hombre al que denunció.

Se masturbaba

Entre otras cuestiones, la mujer relató que el hombre se masturbaba continuamente delante de ella en el lugar de trabajo que compartían cuando se quedaban a solas y que le proponía con reiteración tener relaciones sexuales en una casa que tenía cerca de la base militar, además de hacerle preguntas con carácter obsceno sobre su vida íntima y personal

La mujer relató a los agentes de la Policía Nacional de Elche lo que hasta ese momento había contado a sus superiores, sin éxito. La víctima aseguró que incluso comunicó a otros cargos superiores su situación y llegó a manifestar su disconformidad en alguna ocasión en la que se le ordenó que acompañara al hombre en desplazamientos fuera de las instalaciones de trabajo.

En todo este proceso, la denunciante aseguró que ha sufrido y sigue padeciendo un trastorno psiquiátrico a consecuencia del trato «degradante» al que se ha visto expuesta a lo largo de años.

Harta de la situación tomó una fotografía al hombre en un momento en el que él, en la oficina en la que estaban trabajando, le mostraba los genitales. Con esa imagen, consiguió que le dieran algo de credibilidad a sus denuncias internas, y se activó el protocolo de actuación ante casos de acoso sexual, según especifica la denunciante. De hecho, la imagen consta también en la denuncia que recibió el juzgado ilicitano, que dictó una orden de alejamiento y remitió el caso a la juez togado militar de Cartagena.