Aseguran sus responsables que es un centro conocido dentro y fuera de Elche, pero para aquellos que no lo sepan el colegio Tamarit acoge a casi cien alumnos que presentan algún tipo de discapacidad psíquica de tipo moderada o severa con autonomía. Aquí, además de educarlos como en un instituto, se les ayuda también a desenvolverse en la vida moderna e, incluso, a que sean lo más autónomos posibles y, dentro de sus posibilidades, prepararlos para un futuro escenario laboral.

Este centro, ubicado frente al cuartel de la Guardia Civil, reúne a jóvenes de 12 a 21 años procedentes no solo de la ciudad, sino también de Crevillent, el núcleo urbano de Gran Alacant, Santa Pola, El Altet y La Hoya. Es decir, es un colegio comarcal que acoge a jóvenes que vienen de aulas específicas de otros colegios.

Cuando un alumno presenta una diversidad funcional, si es muy severa y carece de autonomía, por lo general el centro de referencia es el colegio Virgen de la Luz, ubicado en la carretera de Crevillent. Pero sí no es tan acusada, es el colegio Tamarit el encargado de recibir a estos jóvenes, donde disponen, para los mayores de 17 años, de talleres de transición a la vida adulta, por ejemplo de restauración, reprografía y calzado, así como de un programa de cualificación básica de cerámica con certificación.

Paralelamente, los alumnos, en función de sus características, pueden participar en distintos programas de adaptación y mejora relacionados con el huerto escolar, la elaboración de cortos y radio, natación, higiene y salud, orientación laboral e, incluso, sexualidad, impartido por la enfermera y el orientador del colegio.

«Mi hija lleva siete años en el centro y para mí todo ha sido positivo. Destacaría que tiene muchas actividades», señala Palmira, una de las madres de este colegio, alguien con la que Carolina, otra progenitora con un hijo que lleva tres cursos escolarizado, coincide plenamente: «Desde que ha entrado aquí ha dado un cambio total. De no poder salir a la calle a ir con él a cualquier sitio».

Entre las sorpresas positivas del colegio Tamarit se encuentra el hecho de que está bien dotado en cuanto a espacios, infraestructuras y, también, económicamente. Los alumnos tienen becas de transporte, comedor y material.

Y es que las aulas son amplias, los espacios están adaptados (el Ayuntamiento empezó a reformar parte de los aseos y se está pendiente de que se completen estos trabajos) y los medios materiales (hay desde wifi hasta pizarras digitales) y humanos son casi los ideales. De hecho, para 96 matriculados hay cerca de 40 docentes y especialistas de todo tipo, es decir, la ratio es de algo más de dos alumnos por especialista. Así se puede conseguir formar grupos de unos seis alumnos y ofrecer un servicio de calidad.

Ejemplo de inclusión

Catorce pedagogos terapeutas, un especialista de Educación Física, tres logopedas, siete educadores, un profesor técnico de cerámica, tres adjuntos de taller, un orientador psicopedagogo, un especialista en música o una enfermera escolar, entre otros, componen la plantilla de profesionales en este centro.

«La Generalitat Valenciana ha publicado este verano un nuevo decreto de Inclusión y el objetivo es hacer más visible a este colectivo e ir más allá en su integración en la sociedad», expone José Carpena, director de este centro, el cual se desgajó del centro Virgen de la Luz, asentándose provisionalmente durante tres años en el colegio Carlos III antes de pasar al colegio de Infantil y Primaria Tamarit, que permanecía cerrado y que fue adaptado para su nuevo cometido.

Viajes de fin de curso, participación en juegos deportivos, ligas de baloncesto, visitas al Parque Vial de Tráfico, al teatro o a ver fábricas son algunas de las muchas actividades sociales que además se promocionan.

Como señala Carpena, que remarca que incluso hay algún alumno que además de estar aquí también acude a clases en un instituto, «en ese decreto creemos que es muy importante la opinión de las familias y tener en cuenta los puntos de interés de los chavales, haciéndoles partícipes en el día a día del centro». Un centro, en definitiva, más que necesario y con una labor social incalculable.