La sección de Vandalismo y Grafística de la Unidad UMA (Urbanidad y Medio Ambiente) de la Policía Local puso en conocimiento de la Brigada Local de Policía Judicial las averiguaciones llevadas a cabo referentes a daños en propiedades públicas y privadas a finales de diciembre.

La primera de ellas se inició con la denuncia de una particular que vio afectada la persiana de su empresa ubicada en la Carretera del León. Gracias a las cámaras de seguridad se pudieron obtener imágenes del vehículo usado por el autor, consiguiendo los datos necesarios de identificación de un varón de 39 años. Al suponer un coste de limpieza y reparación inferior a 400 euros, es catalogado como delito leve de daños.

La segunda identificación fue posible al sorprender una patrulla Lince de Policía Local al autor cuando realizaba la pintada en una chapa metálica de obra. Siendo identificado y conminado a cesar la acción, la pintada apareció finalizada días después. Siendo informada la sección de Grafística de UMA se relacionó al grafitero con otras pintadas realizadas en los muros laterales de la elevación de la Ronda Oeste. En este caso, la factura de limpieza ascendía a 1.600 euros según técnicos municipales, por lo que se enfrentaría a un delito de daños.

Con la información aportada el Grupo II de Investigación de Comisaría, en los días finales del año, llevó a cabo la detención de esta persona, de 23 años, al que le constaban de antecedentes por hechos similares, fue puesta en libertad tras prestar declaración.

Calígrafos para identificar pintadas

La caligrafía no solo sirve para identificar la falsedad de una firma o el análisis de documentos manuscritos. Y, si no, que se lo digan a la nueva unidad de Urbanidad y Medio Ambiente de la Policía Local de Elche, que dispone de un pequeño laboratorio donde poder analizar la firma y los garabatos de pintadas que los vándalos dejan por toda la ciudad, desluciendo el mobiliario público y fachadas de edificios municipales y privados. El oficial y el agente que se encargan de controlar el vandalismo tienen la titulación de peritos calígrafos, lo que les acredita, incluso si hiciera falta judicialmente, para identificar a través de las firmas de estas pintadas a sus autores.

Y es que hay ocasiones en las que coger un bote de pintura y dedicarse a hacer garabatos, puede suponer, más allá de una sanción administrativa, un delito. Sobre todo, tras la última reforma del Código Penal o la Ley de Seguridad Ciudadana. Más allá del contenido del mensaje -en garabatos racistas, homófobos o contra partidos políticos pueden suponer incluso un delito de odio-, se considera delictiva toda pintada cuyo daño no pueda repararse, y provoque que haya que restituir el elemento donde se ha producido.

Por ejemplo, si se pinta una fachada convencional o un cristal de un escaparate con pintura, y esta se borra o se puede pintar por encima, estaríamos hablando de una sanción administrativa de entre 750 y 3.000 euros, dependiendo de la gravedad. Por el contrario, si la pintada se realiza con ácido -cada vez más común- o sobre piedra de granito, de forma que sea imposible quitarla al absorberse por la porosidad del material, sí sería un delito, al tener que sustituir el trozo de piedra o fachada donde se realice el garabato, y dependiente del daño, puede ser considerado delito leve o grave.

La unidad cuenta con todo el material necesario: un microscopio para estudiar con detalle el trazado, las marcas de tinta, la presión de la firma o sus signos característicos, una cámara para trasladar lo visto en el laboratorio al formato digital, un negatoscopio, o una mesa de reproducción fotográfica.

Estos actos vandálicos suponen un importante desembolso para las arcas municipales. Solo en grafitis se estima que el Ayuntamiento invierte más de 130.000 euros en su limpieza. La cifra se dispara hasta el millón de euros si se tiene en cuenta el resto de daños al mobiliario urbano, una práctica contra la que también lucha la unidad.

De hecho, detrás del trabajo de estos agentes está la detención del pirómano que hace algunas semanas llevó de cabeza a los bomberos tras quemar 40 contenedores en Carrús. El seguimiento y la vigilancia realizada permitió, con el apoyo del Grupo de Apoyo a Operaciones, detenerlo tras pillarlo con las manos en la masa.

En definitiva, una nueva unidad para perseguir este tipo de actos vandálicos, ya que, hasta ahora, no se había incidido en ellos y que contribuirán a mantener más limpias las calles de la ciudad.