Los nervios ya revolotean por el Ayuntamiento de Elche y las chispas también. Las que han empezado a saltar en el seno del tripartito y en la oposición, por asuntos muy diferentes, pero unidos por un nexo común: los asesores. Con la cuenta atrás para las elecciones de mayo, ni los socios de gobierno están dispuestos a tragar ni tampoco los afiliados.

Y si no, que se lo digan al portavoz de Ciudadanos, David Caballero, al que le cayó una buena reprimenda tras cesar por cuenta propia a su jefe de prensa al inicio de las Navidades. O a Compromís y PSOE, que por mucha imagen de «unidad» que aparenten al inicio del año, ya llevan a sus espaldas una bronca tras el fichaje de Blanca González por una empresa que trabaja para el Consell, mientras sigue de asesora a media jornada.

La cercanía de los comicios ha empezado a irritar a las formaciones políticas y a provocar tensiones internas. En el caso de la formación naranja, en la que todavía no se ha hecho público quién será el candidato para las elecciones, Caballero ha salido muy mal parado tras la maniobra que realizó con su hombre de confianza.

La dirección y afiliados en una asamblea estallaron contra una orden unilateral de Caballero y contra una jugada que al final se le acabó volviendo en contra al «líder» de la formación naranja, que cada vez camina más en solitario, que cada vez tiene menos apoyos dentro de su partido y que ha agotado prácticamente cualquier posibilidad para ser el candidato para las elecciones.

Y ya no por el cese, que para las altas esferas de Cs ha sido la gota que colma el vaso, sino por otros movimientos que ha hecho David Caballero que no han gustado, pero Molina es una buena excusa para no renovar la confianza en el hombre que les ha dirigido.

El detonante fue en octubre del pasado año, cuando la dirección del partido frenó un acto convocado por el portavoz en el Centro de Congresos para «vender» los cuatro ejes del modelo de ciudad.

Cs decidió frenar la convocatoria, porque, entre otras cosas, podría dar pie a que se interpretara como un acto de precampaña electoral, en plena cuenta atrás para los comicios de mayo del próximo año, para los que quedaban menos de ocho meses. Después de aquel episodio, llegó algún que otro expediente en su círculo cercano y el aparato del partido en València tomó el control de las redes sociales. Caballero se quedó solo.

Explicaciones al alcalde

El año no ha comenzado menos tenso en el tripartito. La primera reunión del equipo de gobierno sirvió para más que para fijar las diez prioridades de lo que queda de mandato. También acabó con la reprimenda de Mireia Mollà y los suyos al alcalde, Carlos González, tras conocer que Blanca González ha acabado vinculada, mientras sigue de asesora en el Ayuntamiento, al Distrito Digital, impulsado por la Sociedad Proyectos Temáticos, que dirige el exconcejal socialista ilicitano, Antonio Rodes. Un proyecto que también va estrechamente vinculado al Campus Tecnológico que el ejecutivo quiere poner en marcha en el Parque Empresarial como proyecto estrella del mandato.

No es la primera vez que Compromís pide explicaciones a sus socios o directamente se enfrenta al PSOE en estos cuatro años de gobierno. Pero tampoco es nuevo que Compromís acabe teniendo bronca por una asesora socialista. Hace un año pidió su cese tras la condena de más de medio millón de euros al Ayuntamiento por las facturas de la Concejalía de fiestas durante la etapa de Soler. La cuenta atrás para las elecciones no ha hecho más que empezar... y ya están así.