Una operación del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil contra el presunto tráfico ilegal de especies protegidas, en concreto sobre monos Tití, es un complicado rompecabezas que los investigadores tratan de resolver desde noviembre de 2016, fecha en la que se viene instruyendo en la Ciudad de la Justicia de Elche.

El problema reside en que supone mucho tiempo y esfuerzo demostrar el origen y la comercialización de, al menos, 67 primates por cerca de 25 personas en distintas provincias, principalmente Alicante y Murcia, aunque sobre todo la investigación se centra en tres personas de Elche.

La justicia trata de aclarar si los implicados son presuntos autores de delitos relativos a la protección de la flora y fauna, pertenencia a organización criminal, falsedad documental y usurpación de estado civil, según informa el Seprona. Sobre los tres residentes en Elche podrían recaer penas de seis meses a dos años de cárcel, multas de 8 a 24 meses e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de caza o pesca entre dos y cuatro años.

Desde los juzgados se utiliza la palabra «magnitud» para dar a entender la complejidad de la causa. Seguir el rastro de 67 primates, algunos localizados ya muertos, en manos de compradores, criados, cedidos o vendidos por personas que tal vez no tienen la acreditación de criador oficial, como marca la ley, así como lograr completar toda la documentación acreditativa internacional y nacional de la situación legal de los animales, desde su procedencia hasta su introducción, pasando por tratar de aclarar si hubo descendencia ya en nuestro país y hasta qué grado, se ha tornado en una labor que está precisando de la práctica de inimaginables diligencias.

130.000 euros

El Seprona sospecha que estos pequeños animales se vendían, sobre todo desde algunas partidas de Elche, a unos 2.000 euros el ejemplar y que su venta habría reportado más de 130.000 euros.

A finales de 2016 el Seprona realizó cinco entradas y registros, tres en domicilios y en dos establecimientos de venta de animales, en Elche, Agost y La Algueña, aunque la operación también se llevó a cabo en Sevilla, Almería y Albacete. Algunos de los monos eran criados en domicilios por particulares que tenían relación con dichas tiendas de animales, si bien uno de los investigados era el propietario de una tienda.

Aunque se tenga constancia documental de 67 primates, el Seprona llegó a intervenir entonces 25 ejemplares, cinco de ellos muertos. Desde la Guardia Civil se recuerda que la tenencia y, más aún, la crianza de primates por particulares está prohibida y sólo es posible llevarla a cabo estando en posesión de un permiso específico para creación de un núcleo zoológico. Al parecer, en uno de esos registros en la zona rural de Elche se localizó un núcleo zoológico, pero no ha trascendido si contaba o no con todas las autorizaciones.

El mono Tití es endémico de Brasil, su cuerpo mide entre 18 y 25 centímetros de longitud y su cola entre 28 y 35 centímetros. Pesa entre 400 y 450 gramos y es un ejemplar «llamativo» por su aparente simpatía y, por tanto, objeto de tráfico y de venta ilegal.

También en su día se incautó un mono verde de Guinea, una especie de primate que puede portar el VIH, por lo que es todavía más importante tener clara su procedencia y que cumpla con toda la reglamentación sanitaria.

La Guardia Civil recuerda que los monos Titís Pincel Blanco y Pincel negro son especímenes protegidos en el Convenio Internacional de especies amenazadas, mediante el control de su comercio y por la directiva europeoa que regula el comercio de este tipo de animales y limita la tenencia de simios a los organismos, institutos y centros autorizados.