Los regantes del trasvase Tajo-Segura esperan este mes recibir 38 hectómetros cúbicos después de que 2018 se cerrara con 645 hectómetros cúbicos almacenados en los embalses de referencia, Entrepeñas y Buendía, que son los que marcan el límite a trasvasar entre ambas cuencas. De estos 645 hectómetros, 22 hectómetros son ya de los agricultores, correspondientes a los 38 hectómetros acordados el pasado mes de diciembre, y que se siguen enviando pero a un ritmo lento de 12 metros cúbicos por segundos en estos momentos, lo que va a provocar, temen, que se solape con el agua que debe enviarse, tal y como está previsto por ley, para este mes de enero. El trasvase da de beber cada día a 35 municipios de la provincia, a través de la Mancomunidad de Canales del Taibilla, entre los que se encuentran Alicante, San Vicente, Elche, Santa Pola o Aspe, así como a toda la Vega Baja, y, al mismo tiempo, sirve para regar miles de hectáreas de fértil huerta. Miles de puestos de trabajo, tanto directos como indirectos, dependen de su suministro periódico.

Aunque en principio no debe tratarse más que de un mero trámite, ahora la junta de explotación del trasvase Tajo-Segura deberá reunirse en los próximos días -lo lógico sería que esta misma semana-, como hace todos los meses, para constatar que este año, el 1 de enero, arrancó en nivel 2 y por lo tanto corresponde un nuevo envío de 38 hectómetros cúbicos al Segura dando cierta normalidad a la situación del riego, que es el gran perjudicado por la situación de sequía instalada en la cuenca los últimos años y que mantuvo cerrado el trasvase durante los primeros meses del pasado año. El Sindicato Central de Regantes está, en cualquier caso, muy pendiente de dicha reunión aunque tenga un marcado carácter técnico y cuyo resultado nunca debería obedecer a una decisión política. «Es lo bueno que tiene el Memorándum, que marca por ley cómo se decide cada mes el envío de agua y eso es algo que no le gusta nada a Castilla-La Mancha, que por eso tiene tanto interés en cargárselo», asegura Ángel Urbina.

Retraso

El retraso en el envío del agua de diciembre, que de entrada se aprobó tarde y un mes después de que se decidiera no enviar agua para riego (lo que está recurrido por los agricultores y por las comunidades autónomas de Murcia y Valenciana), ha provocado que hasta el 21 de diciembre no se abrieran las compuertas al desembalse, pero a un ritmo de salida que ha ido descendiendo pues comenzó con 20 metros por segundo y desde ayer se sitúa en 12, algo que no gusta a los regantes porque de esos 38 hectómetros de diciembre todavía tienen pendiente de recibir 22 hectómetros y a este ritmo necesitarán 22 días más, aproximadamente. En esta situación, el agua pendiente de recibir se solapará con la que tiene que enviarse en enero, algo que no es habitual y que siembra, una vez más, la desconfianza de los agricultores cuando ven que un mes se dedica a enviar los aportes del anterior y el resto de días queda para los trámites de concesión, lo que genera la sensación de perder por el camino un mes desde que se autoriza hasta que se entrega.

Urbina quiso agradecer, en otro orden de cosas, al esfuerzo que se está haciendo desde la Confederación Hidrográfica del Tajo en el control del caudal medioambiental del río y del agua que se destina a abastecer a la ciudad de Madrid pues siendo este de un autorizado de hasta 7 metros cúbicos por segundo, en estos momentos no rebasa los 6,5 metros cúbicos.

Dicho control sobre otros usos que se dan al agua embalsada en Entrepeñas y Buendía también contribuyen a un reparto más equitativo entre todos los demandantes.